China: la frase que desató una acusación histórica contra Japón
China: la frase que desató una acusación histórica contra Japón
¡Prepárense para una dosis de geopolítica candente directamente desde Asia! Lo que parecía una relación diplomática cordial entre China y Japón ha tomado un giro inesperado. La nueva primera ministra nipona, Sanae Takaichi, ha encendido la mecha de la ira china con una declaración que no ha dejado a nadie indiferente, y en Vinyl Station Radio, no podemos dejar pasar este drama político que está resonando en todo el mundo.
El catalizador del conflicto: una frase explosiva
Todo comenzó la semana pasada, cuando Sanae Takaichi, en una sesión parlamentaria, soltó una bomba verbal. Takaichi declaró que una potencial invasión china de Taiwán podría ser considerada una «situación que amenaza la supervivencia de Japón». Esta frase, lejos de ser una simple opinión, activa un mecanismo legal establecido en 2015 que permitiría a las Fuerzas de Autodefensa de Japón (su ejército, con limitaciones por la Constitución pacifista impuesta tras la Segunda Guerra Mundial) movilizarse. ¡Imaginen el revuelo que esto ha causado!
La reacción de China no se hizo esperar y ha ido escalando. El portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Lin Jian, fue directo al grano: «El intento de la líder de Japón de inmiscuirse en los asuntos entre ambas orillas del Estrecho constituye una grave ofensa a la Justicia internacional, una provocación flagrante al orden posterior a la II Guerra Mundial y un duro golpe para las relaciones entre China y Japón». Y por si eso fuera poco, añadió una amenaza clara: «Si Japón se atreviera a entrometerse […], sería un acto de agresión y sin duda recibiría una firme respuesta de China».
¡Así de simple! China ve a Taiwán como parte de su territorio y no descarta usar la fuerza para recuperarlo. Las palabras de Takaichi son como echar gasolina al fuego en un barril de pólvora que ya estaba bastante inestable.
Reacciones que elevan la tensión
La diplomacia china no se ha andado con miramientos. El mismo portavoz sentenció con un mensaje que parece sacado de una película de acción: «Nuestro mensaje para Japón es claro: debe arrepentirse plenamente de sus crímenes de guerra, detener de inmediato sus declaraciones y acciones erróneas y provocadoras que interfieren en los asuntos internos de China, y dejar de jugar con fuego en la cuestión de Taiwán. ¡Quienes juegan con fuego perecerán por él!» ¡Pura dinamita verbal!
Pero la cosa no se quedó ahí. La respuesta inicial fue aún más agresiva. El cónsul general de China en Osaka, Xue Jian, publicó en redes sociales una frase que dejó a todos helados: «El sucio cuello que sobresale debe ser cortado». ¡No hay espacio para interpretaciones! El Gobierno nipón, a través del secretario jefe del Gabinete, Minoru Kihara, calificó estas palabras de «extremadamente inapropiadas» y presentó una queja formal.
La escalada continuó con el viceministro de Exteriores chino, Sun Weidong, convocando al embajador nipón en Pekín, Kenji Kanasugi, para una reunión extraordinaria. Y para rematar, los medios oficiales chinos, como el ‘Diario del Pueblo’, el órgano principal del Partido Comunista, publicaron editoriales acusando a Japón de «retomar la senda del expansionismo militar» y de «repetir errores históricos». Es como si la historia se repitiera, ¡pero con más volumen y en vivo!
Un aniversario que reaviva heridas
Este año, la situación tiene un trasfondo particularmente delicado. Se conmemora el 80º aniversario de la rendición del Japón imperial, que marcó el fin de la Segunda Guerra Mundial en Asia. China no perdió la oportunidad de recordarlo, celebrando un fastuoso desfile militar en septiembre, presidido por Xi Jinping, y con invitados de lujo como Vladímir Putin y Kim Jong-un. Fue una clara muestra de fuerza y una escenificación de un frente unido contra Occidente, con Japón en el punto de mira.
La llegada al poder de Takaichi a finales de octubre ya presagiaba problemas. Ella es la primera mujer en liderar el Gobierno nipón y proviene del ala más conservadora del Partido Liberal Democrático (PLD). Su discurso nacionalista es palpable, y sus visitas recurrentes al templo sintoísta de Yasukuni, que honra a soldados japoneses caídos (incluidos criminales de guerra), siempre generan controversia y enfurecen a los países que sufrieron la invasión nipona, como China y Corea del Sur.
Además, sus primeras acciones como primera ministra incluyen acelerar el gasto en defensa y, para añadir más leña al fuego, visitó Taipéi en abril de este año. Allí se reunió con el presidente taiwanés, William Lai, y proclamó la necesidad de una «alianza cuasimilitar» con otras democracias de la región. Era evidente que el «desafecto» entre China y Japón era una cuestión de tiempo. De hecho, la felicitación china por su nombramiento llegó con una semana de retraso y de la mano del primer ministro Li Qiang en lugar del presidente Xi, lo cual ya decía mucho.
¿Cortesía o castigo? El futuro de la relación
A pesar de la tensión, Xi Jinping y Takaichi sí tuvieron un encuentro durante el foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en Gyeongju. El saludo fue, como era de esperar, frío, pero ambos mantuvieron un tono protocolario. Sin embargo, la cordialidad duró poco. Los reproches estallaron después, motivados por la reunión de Takaichi con el representante de Taiwán en la cumbre.
Ahora, la gran incógnita es cuáles serán las consecuencias prácticas de este desencuentro. Expertos como Marcel Thieliant, de Capital Economics, sugieren que, a diferencia de la crisis de las islas Senkaku de la década de 2010, el riesgo de una escalada militar directa es menor, ya que Japón no tiene una reclamación territorial directa sobre Taiwán.
Pero eso no significa que no haya posibles represalias. Thieliant apunta a varias opciones:
- Restricción del turismo: China podría incentivar a sus turistas a visitar otros destinos, aunque el impacto económico en Japón sería “modesto”, afectando a lo mucho un 0.1% del PIB nipón, según un análisis de caídas anteriores.
- Exportaciones de tierras raras: Esta es la carta más pesada que China podría jugar. Ya lo hizo en 2010, lo que llevó a Japón a intentar reducir su dependencia. Sin embargo, China sigue suministrando el 60% de las importaciones japonesas de estos minerales, cruciales para la industria tecnológica. Utilizar estas restricciones sería una medida mucho más perjudicial.
Así que, mientras la música sigue sonando en Vinyl Station Radio, en la escena geopolítica, las tensiones entre China y Japón están a todo volumen. La frase de Takaichi ha abierto una caja de Pandora, y ahora todos están pendientes de qué sonará en el próximo acto de este drama. ¡La historia sigue escribiéndose!
Fuente original de la información: ABC – Jaime Santirso
Créditos de la imagen: reuters