Cuando la música de los años 30 vuelve para cambiarlo todo
Cuando la música de los años 30 vuelve para cambiarlo todo
En el vibrante mundo de la música, a veces el pasado regresa no solo para recordarnos quiénes fuimos, sino para mostrarnos nuevas perspectivas de lo que podemos ser. Esto es precisamente lo que está ocurriendo con la recuperación de obras musicales de la década de los treinta en España. Una época convulsa, sí, pero también increíblemente fértil en lo artístico, que ahora, gracias a proyectos de investigación y la dedicación de músicos comprometidos, resurge con una fuerza impresionante para reescribir nuestra historia sonora.
Piensen en esos años, los treinta. Imaginen la efervescencia cultural, la esperanza de un futuro brillante que, lamentablemente, se vería truncada por una de las etapas más oscuras de nuestra historia. Sin embargo, antes de la tormenta, hubo un grupo de mentes privilegiadas que soñaron con una «música moderna española». Compositores que, en su audacia, buscaron un nuevo lenguaje, una voz propia que hoy, décadas después, sigue resonando. Y no solo resonando, sino sorprendiéndonos con su relevancia.
Un viaje al corazón de los años treinta
La figura de Rodolfo Halffter es fundamental para entender este periodo. Un artista que vivió intensamente esa década que, como bien apunta su biógrafo Antonio Iglesias, fue la más importante de su vida, marcando el preludio de su exilio mexicano. Pero Halffter no estuvo solo. La ambición de crear una música moderna, audaz y con identidad, era compartida por muchos. A pesar de la vasta documentación historiográfica sobre este tiempo dorado, aún nos faltan muchas “imágenes sonoras” que permitan comprender la magnitud de lo que se gestó. Es como tener un mapa detallado de un tesoro, pero sin las herramientas para desenterrarlo. Pues bien, esas herramientas han empezado a aparecer.
La recuperación de este legado no es un capricho nostálgico, sino una necesidad imperiosa para completar el rompecabezas de nuestra identidad musical. Y aquí es donde entran en juego iniciativas como las de la Fundación BBVA, con sus becas de investigación y creación cultural a través de la Red Leonardo. Estos programas buscan sacar a la luz esos «paraísos perdidos» musicales, esos rincones resguardados de la memoria que atesoran joyas inimaginables.
El Cuarteto Seikilos: Héroes de la recuperación musical
En este panorama de redescubrimiento, el Cuarteto Seikilos se alza como uno de los grandes protagonistas. Gracias a la beca concedida a Lorenzo Meseguer dentro del programa Red Leonardo, el proyecto «Los cuartetos del Conservatorio» está desenterrando, editando y grabando obras de esa generación de los años treinta y las inmediatamente posteriores. ¡Prepárense, porque a principios de 2026 tendremos un doble CD con cuartetos inéditos que prometen remover nuestras nociones sobre lo que significa la música española de ese periodo!
Recientemente, el Cuarteto Seikilos nos ofreció una muestra de este fascinante trabajo en el Palacio del Marqués de Salamanca en Madrid, con un programa titulado el «Grupo de los ocho y su entorno». Un nombre que evoca el inicio de una aventura musical modernista que se materializó el 29 de noviembre de 1930 en la Residencia de Estudiantes de Madrid. En aquel entonces, jóvenes compositores como Fernando Remacha y Julián Bautista se unieron con la misión de defender la música moderna española, aunque con trayectorias y consistencia asociativa desiguales.
- Fernando Remacha y su Cuarteto de cuerda: Escrito en 1924, esta obra de Remacha nos sumerge en una danza entre lo neoclásico y una sorprendente modernidad. Su movimiento final, en particular, diluye las fronteras entre lo popular y lo contemporáneo, demostrando que la tradición puede ser reinterpretada sin caer en la cita literal. Es un eco de un pulso artístico anclado en lo inmediato, un diálogo constante con el presente.
- Julián Bautista y su Cuarteto nº 3: Compuesto en 1958, el único cuarteto localizable de Bautista es una ventana a la pérdida y el exilio. Sus dos primeros movimientos, interpretados por el Cuarteto Seikilos con una profundidad dramática, contrastan poderosamente con la potencia del cuarto. El «Lento», un momento sublime, nos introduce en un misterio personal que evoca la introspección de un Shostakovich, aunque no haya registros de que Bautista conociera directamente su obra. Es una revelación impactante que nos habla de esperanza, resignación y un talento innegable.
María de Pablos: Una voz femenina que irrumpe con fuerza
Pero el redescubrimiento no se detiene ahí. Tras Remacha y Bautista, emergió la figura de María de Pablos, una compositora segoviana que, aunque ajena al «Grupo de los ocho», se ha convertido en una coprotagonista esencial de esta historia. La recuperación de su «Sonata romántica» para cuarteto es uno de los grandes logros de los últimos años.
En su «Sonata», el segundo movimiento nos ofrece un atisbo de ese espíritu generacional, pero es la expresión personal de De Pablos lo que realmente captura la atención. Su música, lejos de redundancias estilísticas, muestra una habilidad constructiva asombrosa, especialmente en el primer movimiento. El «minuetto» enmascarado del tercero es una demostración de maestría en la composición, pero es la autoridad del «Adagio-Allegro» final lo que, sin duda, la eleva a la categoría de pieza indispensable. Su legado nos obliga a reexaminar y enriquecer el panorama musical de su época.
Desafiando lo establecido con calidad
Lo que el Cuarteto Seikilos está logrando, de la mano de la Fundación BBVA, va más allá de la simple recuperación. Están replanteando postulados. Se ha creído que el «Grupo de los ocho» y sus contemporáneos buscaban una música más simple, con una trascendencia melódica menor. Pero la solidez musical y la expresividad que estas obras revelan hoy en día, especialmente a través de un género tan exigente como el cuarteto de cuerda, nos demuestran una profundidad y una complejidad que quizás no habíamos apreciado plenamente.
Es un recordatorio de que la «buena intención» no siempre basta; la verdadera reconstrucción histórica necesita de «buenas realizaciones». Y eso es precisamente lo que Seikilos nos está dando: interpretaciones de una calidad excepcional que no solo rescatan piezas del olvido, sino que les otorgan un nuevo significado y las posicionan como pilares fundamentales de nuestra historia musical.
Así que la próxima vez que te sumerjas en tu disco de vinilo favorito, recuerda que la historia de la música es un libro en constante reescritura. Y a veces, las páginas más fascinantes están esperando ser redescubiertas, listas para cambiar todo lo que creíamos saber.
Fuente original de la información: ABC – Alberto González Lapuente
Créditos de la imagen: ABC