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El caos en México por lo que inició una marcha de solo 17.000 personas

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El caos en México por lo que inició una marcha de solo 17.000 personas

El caos en México por lo que inició una marcha de solo 17.000 personas

México ha sido testigo de jornadas de tensión que han sacudido el corazón de su capital, dejando un rastro de incertidumbre y enardeciendo el debate público. Recientemente, el Zócalo de la Ciudad de México se transformó en el epicentro de un enfrentamiento, donde una manifestación pacífica en un inicio escaló hasta convertirse en un episodio de violencia, marcando un saldo lamentable de heridos y detenidos.

Lo que comenzó como una marcha convocada por el colectivo Generación Z, movilizando a unas 17.000 personas según cifras oficiales, tenía como objetivo primordial exigir mayor seguridad al Gobierno de Claudia Sheinbaum. Sin embargo, el curso de los acontecimientos tomó un giro dramático, resultando en aproximadamente cien personas heridas, la mayoría de ellas miembros de las fuerzas policiales, además de cuantiosos daños a la propiedad pública y la detención de unos cuarenta manifestantes. Este suceso, sin duda, aviva la llama de la preocupación en una sociedad ya cansada de la inseguridad.

El detonante: Un crimen en Michoacán que encendió la chispa

La raíz de esta ola de descontento se remonta tres semanas atrás, a un lamentable suceso en el estado de Michoacán. La ejecución del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, a manos de un sicario, fue el catalizador. Este trágico evento generó una profunda conmoción, especialmente al revelarse que Manzo contaba con escoltas del Ejército, lo que subrayaba la alarmante vulnerabilidad ante la criminalidad. A partir de este punto, una serie de manifestaciones se gestaron en el interior del país, culminando este fin de semana en la capital, frente al icónico Palacio Nacional.

Las recientes protestas contra el Gobierno han mostrado un patrón preocupante. Lo que usualmente inicia como una manifestación pacífica, en un abrir y cerrar de ojos, se ve infiltrado por grupos que, cubiertos sus rostros, desatan actos de vandalismo. Edificios e infraestructuras públicas se convierten en objetivo, al igual que los policías, quienes en su mayoría operan desarmados. Esta estrategia busca evitar una escalada de violencia que podría desembocar en tragedias aún mayores, una dolorosa lección que la historia de México ha reiterado en numerosas ocasiones.

Horas de tensión y el Gobierno se pronuncia

El fin de semana fue testigo de casi cuatro horas de disturbios y enfrentamientos ininterrumpidos en el Zócalo. La calma no llegó hasta que la Policía logró replegar a los manifestantes, quienes en su fervor, consiguieron derribar las vallas que custodiaban el Palacio Nacional. La imagen de la histórica plaza sumida en el caos fue un potente recordatorio de la fragilidad de la paz social.

Tras los incidentes, el Gobierno no tardó en condenar enérgicamente los actos de violencia, atribuyendo la instigación de la marcha a la oposición. La Secretaría de Seguridad detalló que «durante el avance de la movilización, se registró el ingreso de alrededor de mil personas embozadas al Zócalo, quienes, de manera violenta, derribaron las vallas de Palacio Nacional con martillos, cadenas, alicates y el lanzamiento de proyectiles explosivos». Por su parte, la Secretaría de Gobernación añadió que «en los actos violentos se utilizaron artefactos explosivos de fabricación casera, cohetones, herramientas y objetos lanzados contra los cuerpos de seguridad y contra personas que transitaban por el Zócalo capitalino». Estas declaraciones pintan un cuadro de una confrontación deliberada y organizada.

La oposición levanta su voz: No a la criminalización de los jóvenes

Frente a las acusaciones gubernamentales, la oposición no se quedó callada, alzando sus voces para demandar una atención más profunda a la raíz de los problemas. Diputados de la oposición han exigido a la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, que en lugar de «criminalizar» a los jóvenes, se enfoque en atender sus legítimas demandas.

Federico Döring, legislador del Partido Acción Nacional (PAN), criticó duramente a la mandataria federal, señalando que «no aprende Morena ni el Gobierno que no es criminalizando como se logrará la paz y la seguridad en el País, a México le urge una autoridad recta y firme». Según Döring, el gobierno debería estar más concentrado en las demandas de seguridad y violencia que asolan el país, en lugar de buscar culpables. Su colega, Raúl Torres Guerrero, coincidió, afirmando que la marcha del sábado debe servir como un momento de reflexión crucial para el Gobierno. Es imperativo que asuma su responsabilidad principal: brindar seguridad y proteger a todas las familias mexicanas.

El diputado federal hizo un llamado enfático a no caer en el error de criminalizar a los jóvenes, y mucho menos a aquellos que, según sus palabras, «son personas cansadas de la violencia». Este punto es crucial, ya que el discurso sobre quién ostenta la responsabilidad y cómo se gestiona la frustración social definirá, en gran medida, la dirección futura de la convivencia y el desarrollo en México. La tensión persiste, y la mirada está puesta en cómo las autoridades abordarán estas complejas dinámicas sociales en los próximos días.

Fuente original de la información: ABC – Milton Merlo

Créditos de la imagen: Alfredo ESTRELLA / AFP | vídeo: afp

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