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El caótico adiós en Nairobi que tuvo un final inesperado

El caótico adiós en Nairobi que tuvo un final inesperado El caótico adiós en Nairobi que tuvo un final inesperado Nairobi, la vibrante capital de Kenia, fue esc...






El caótico adiós en Nairobi que tuvo un final inesperado

El caótico adiós en Nairobi que tuvo un final inesperado

Nairobi, la vibrante capital de Kenia, fue escenario recientemente de un evento que conmovió a toda la nación y trascendió fronteras. El funeral de Raila Odinga, una figura ineludible en la política keniana, se transformó en una despedida agridulce, marcada por la pasión desbordante de sus seguidores y, lamentablemente, por el caos y la tragedia. La partida de este carismático líder, quien dejó una huella imborrable en el corazón de su pueblo, desató una serie de acontecimientos que mantuvieron a todos en vilo.

Un Legado Político Imborrable

Raila Odinga no era un político más. Su trayectoria estuvo plagada de desafíos, batallas y una perseverancia admirable. Conocido por muchos como el eterno candidato, Odinga se presentó a las elecciones presidenciales en cinco ocasiones, forjando una carrera política que abarcó décadas, desde sus inicios como preso político hasta convertirse en Primer Ministro. Su influencia se extendía más allá de los pasillos del poder, conectando profundamente con las aspiraciones y frustraciones de la gente común.

Su muerte, a los 80 años en India mientras recibía tratamiento médico, dejó un vacío inmenso en el panorama político de Kenia. No solo fue un líder opositor, sino un estratega hábil que supo navegar las complejas aguas de la política. Un ejemplo claro de su capacidad para el diálogo y la conciliación fue el pacto que forjó el año pasado con el actual presidente, William Ruto, mostrando que incluso los adversarios más férreos pueden encontrar puntos en común por el bien de la nación.

La Devoción de sus Seguidores

La figura de Odinga inspiraba una devoción casi religiosa entre sus partidarios, especialmente entre los miembros de la etnia Luo, de la que era originario. Para muchos de ellos, Odinga no solo era un líder, sino un símbolo de justicia, creyendo firmemente que le habían arrebatado la presidencia en varias ocasiones debido a un supuesto fraude electoral. Esta profunda conexión emocional explica en gran medida la magnitud de las concentraciones que se vivieron en Nairobi tras su fallecimiento.

Miles de personas salieron a las calles para rendirle un último homenaje, transformando las zonas aledañas al estadio Kasarani en un hervidero de emociones. La energía era palpable, una mezcla de dolor, respeto y un sentido colectivo de pérdida. Sin embargo, esa misma intensidad fue la que, desafortunadamente, llevó a momentos de extrema tensión.

Caos y Desgracia en una Despedida Masiva

La jornada del funeral se tiñó de tragedia cuando la multitud, enardecida por el deseo de acercarse a su líder, intentó forzar el acceso al estadio Kasarani. La capilla ardiente se había dispuesto allí, y el deseo de sus seguidores de darle un último adiós de cerca era abrumador. Esta situación, lamentablemente, escaló rápidamente fuera de control.

Las fuerzas de seguridad, en un intento por contener a la marea humana, se vieron obligadas a intervenir. La tensión se desató con disparos al aire por parte de los soldados, seguidos por el lanzamiento de gases lacrimógenos. Las imágenes difundidas por los canales de noticias locales, como KTN News y Citizen TV, mostraban escenas de caos y confusión, con el estadio Kasarani quedando finalmente desierto tras la dispersión de la multitud.

El balance de esta jornada es doloroso: al menos dos personas perdieron la vida como consecuencia de los disturbios, un triste epílogo para la despedida de un hombre que dedicó su vida a la lucha por su pueblo. Los tumultos no se limitaron al estadio. Horas antes, miles de simpatizantes irrumpieron en el aeropuerto internacional de Nairobi, interrumpiendo la ceremonia oficial donde el presidente William Ruto y otras autoridades recibían el cuerpo de Odinga con honores militares. Este incidente causó la suspensión de las operaciones aeroportuarias durante dos horas, evidenciando la magnitud del fervor popular.

Incluso el Parlamento, donde inicialmente se había planeado la capilla ardiente, fue blanco de intentos de ingreso por parte de las multitudes, que también bloquearon las carreteras cercanas. Estos eventos subrayan la complejidad de organizar una despedida para una figura con tal impacto social y político, donde la emoción colectiva puede fácilmente desbordarse.

Un Llamado a la Reflexión

La muerte de Raila Odinga y los trágicos eventos que rodearon su despedida son un recordatorio de cómo la política y la cultura se entrelazan de formas poderosas y, a veces, impredecibles. La vida de Odinga es un testimonio de la incansable búsqueda de la democracia y la justicia, mientras que el fervor de sus seguidores resalta la importancia de los líderes que logran conectar de manera tan profunda con su pueblo.

Es fundamental que estos eventos sirvan para reflexionar sobre la gestión de las multitudes en momentos de alta sensibilidad social, buscando maneras de honrar a los líderes y permitir el duelo colectivo sin que la seguridad de los ciudadanos se vea comprometida. La vibrante esencia de Nairobi, a pesar de la tristeza y el caos de esos días, sigue latiendo fuerte, con la esperanza de que el legado de Odinga Inspire un futuro más sereno y unido.

Fuente original de la información: ABC –

Créditos de la imagen: Reuters

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