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El drama del derbi que nadie logró romper

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El drama del derbi que nadie logró romper

¡Atención, futboleros y amantes de las emociones fuertes! Prepárense para revivir un derbi que lo tuvo todo, menos goles. Sí, hablamos del vibrante choque entre el Espanyol y el Girona, un encuentro que nos mantuvo al filo del asiento desde el pitido inicial hasta el final. No hubo que lamentar goles esta vez, pero la tensión y el despliegue de talento en el césped fueron dignos de enmarcar, especialmente gracias a dos figuras espectaculares bajo los palos.

Estos derbis catalanes ya nos tienen acostumbrados a la pasión, la estrategia y, por supuesto, la efervescencia de la afición. Pero este 0-0 fue diferente. Fue un empate sin goles que sin duda dejó un sabor agridulce, sobre todo para el equipo local, que luchó con uñas y dientes para romper el marcador.

La Primera Parte: Un Mano a Mano de Porteros

El silbato inicial dio paso a un ritmo frenético, muy superior al que habíamos visto en su último enfrentamiento. Las escuadras salieron con ganas de comerse el césped, y las primeras advertencias no tardaron en llegar. Primero fueron Roberto y Milla quienes probaron suerte, con el Espanyol mostrando una agilidad en las transiciones que prometía mucho. Pero el Girona respondió con la misma moneda, con Ounahi exigiendo una intervención atenta de Calero, y un Iván Martín que obligó a estirarse a Dmitrovic.

Pero si hay un nombre que brilló con luz propia en esta primera mitad, ese fue el de Gazzaniga. Su actuación fue, sencillamente, sublime. Recordamos una parada magistral a bocajarro de Roberto que nos dejó sin aliento, y otra aún más espectacular ante un potente remate de Dolan. El inglés, por cierto, se convirtió en una auténtica pesadilla para la defensa perica, demostrando una energía envidiable en cada jugada. Milla, de regreso tras su sanción, también fue un pilar fundamental en el centro del campo, distribuyendo juego y aportando esa chispa que tanto se echaba de menos. Las ocasiones se sucedían, como ese cabezazo de Witsel que Calero logró desbaratar con una intervención crucial. La intensidad del encuentro hacía que nadie quisiera pestañear.

La tensión se palpaba en el ambiente, y una fuerte entrada de El Hilali, que le costó una tarjeta amarilla, fue el detonante de la explosión de gritos de la afición local. Estos derbis son mucho más que fútbol, y la rivalidad ha ido creciendo a medida que el Girona se ha consolidado en la máxima categoría. Míchel, el técnico del Girona, lo vivía con una intensidad pocas veces vista, gesticulando y animando a los suyos, que intentaban romper la defensa del Espanyol sin éxito.

La Segunda Parte: Asedio Gerundense y Resistencia Perica

Tras el descanso, el guion del partido cambió drásticamente. El Girona tomó el control absoluto del balón, y el Espanyol parecía haberse quedado dormido en los laureles. Los de Míchel tuvieron una ocasión clarísima, de esas que no se pueden perdonar. Una falta de comunicación en la zaga perica dejó a Portu con vía libre para la carrera. Sin embargo, Dolan, con una velocidad sorprendente para un extremo, persiguió la jugada y logró salvar a su equipo en una acción defensiva digna de un central experimentado. El rechace le cayó a Vanat, que, sin la sangre fría necesaria, remató directamente a las manos de Dmitrovic.

El asedio del Girona continuó sin tregua. La segunda mitad era un monólogo rojiblanco, pero la suerte les era esquiva. Álex Moreno, en lugar de buscar el disparo que parecía claro, optó por un centro que dio un respiro a la defensa rival. Incluso Dmitrovic se contagió de la somnolencia general del Espanyol, con un control de balón demasiado largo que estuvo a punto de aprovechar Portu para el gol. La falta de efectividad y esa «sed de sangre» para rematar el partido parecía ser el único obstáculo para el Girona.

Mientras tanto, el Espanyol, aunque con menos protagonismo, lograba generar peligro con destellos aislados. Dos tiros lejanos de Romero y una llegada sin concretar de Milla fueron las escasas ocasiones que los blanquiazules pudieron fabricar. El partido entró en una fase de estancamiento, donde la frustración empezaba a hacerse palpable. Aunque Bryan Gil tuvo una doble oportunidad que la defensa del Espanyol, con un muy buen Calero, defendió con oficio y contundencia, manteniendo la portería a cero.

Los aficionados pericos contuvieron la respiración hasta el último minuto, viendo cómo el Girona se lanzaba con más corazón que cabeza a por la victoria. Pero la defensa perica, con Riedel y Calero actuando como un muro, aguantó impasible. El Espanyol resistió el vendaval gerundense, y aunque no hubo goles, el derbi nos dejó una exhibición de tensión, paradas espectaculares y la confirmación de que la rivalidad entre estos dos equipos está más viva que nunca.

Novedades y Detalles del Derbi

  • El Espanyol lució una camiseta con la «senyera», un guiño a la afición que venía reclamándolo desde hace años y que reivindica la catalanidad del club.
  • Manolo tuvo que reestructurar su defensa debido a la baja obligada de Cabrera, emparejando a Riedel con Calero.
  • La ausencia de Expósito en el centro del campo del Espanyol fue una sorpresa, se especula que necesitaba un merecido descanso.
  • El Girona no pudo contar con Van de Beek, quien se perderá el resto de la temporada por lesión.

Este empate a cero demuestra que, a veces, un partido sin goles puede ser tan emocionante y memorable como uno con una lluvia de tantos. La solidez defensiva del Espanyol y las brillantes actuaciones de los porteros mantuvieron el «drama» hasta el final, dejando a todos los aficionados con ganas de más en el próximo capítulo de este apasionante derbi catalán.

Fuente original de la información: ABC –

Créditos de la imagen: laliga

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