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El escándalo que desató un narcocorrido en pleno Guadalajara

El escándalo que desató un narcocorrido en pleno Guadalajara La música y la política se entrelazan de maneras inesperadas, y el último episodio que involucra al...

El escándalo que desató un narcocorrido en pleno Guadalajara

La música y la política se entrelazan de maneras inesperadas, y el último episodio que involucra al grupo Los Ángeles del Barranco es un claro ejemplo de ello. Durante un reciente concierto en Guadalajara, capital del estado de Jalisco, este conocido conjunto de narcocorridos provocó una fuerte lectura política y social tras proyectar imágenes de figuras del narcotráfico en plena actuación. Este hecho ha generado controversia, no solo en México, sino también en Estados Unidos, donde la respuesta del gobierno ha sido contundente.

Un concierto polémico

En medio de una actuación cargada de emoción, Los Ángeles del Barranco tocaron su canción ‘El del palenque’, y fue durante esta interpretación cuando las pantallas del escenario comenzaron a mostrar imágenes de dos de los capos más notorios del narco: Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, líder del cártel de Sinaloa, y Nemesio Oceguera, ‘El Mencho’, al frente del cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG). Esta proyección no fue bien recibida, especialmente considerando que el CJNG tiene un nexo directo con recientes sucesos criminales en la región, incluyendo un hallazgo de restos humanos en un rancho controlado por dicho cártel.

La reacción fue inmediata: la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, condenó la acción del grupo durante su conferencia matutina, mientras que el gobierno estadounidense decidió retirar el visado a los integrantes de la banda. Esto abrió un debate profundo sobre el sentido de los narcocorridos en la sociedad: ¿son una forma de libertad de expresión o, por el contrario, una apología del crimen?

Los narcocorridos: historia y controversia

Este fenómeno cultural no es nuevo. Los narcocorridos han sido parte integral de la cultura mexicana desde principios del siglo XX. Originalmente, se utilizaban para narrar eventos históricos, como los atracos y batallas de la Revolución Mexicana. Con el tiempo, el enfoque de las letras cambió y se centró en los mundos del crimen organizado y de los capos del narcotráfico.

En la década de 1930, nombres como Pablo González ‘El Pablote’ o Ignacia Jasso ‘La Nacha’, la primera mujer narco en la historia, comenzaron a aparecer en estas canciones, convirtiéndose en leyendas de un subgénero que refleja un vínculo complicado entre la vida y la muerte, la cultura y el crimen.

Impacto en la vida social

Los narcocorridos, lejos de ser un fenómeno aislado, han influido profundamente en la vida cotidiana en varias regiones de México. Su música no solo resuena en lugares de entretenimiento, sino que también se escucha en radios, cafeterías y autobuses escolares, formando parte del soundtrack de la existencia diaria de muchas personas.

Sin embargo, este subgénero no ha estado exento de peligros. La historia está llena de casos trágicos donde cantantes y compositores vinculados al género sufrieron ataques y amenazas por parte de grupos criminales en desacuerdo con sus letras y su enfoque. Casos como el de Rosalino Sánchez, quien fue secuestrado y asesinado en 1992, y Valentín Elizalde, asesinado en 2006, son recordados como advertencias dentro de una industria peligrosa.

La respuesta del gobierno

En reacción a la controversia generada por la actuación de Los Ángeles del Barranco, se han propuesto diversas medidas legislativas. Una diputada aliada de la presidenta Sheinbaum ha sugerido que los narcocorridos sean tipificados como apología del delito, con penas de hasta cuatro años de prisión. Estas propuestas incluyen restricciones en la difusión de este tipo de música en eventos públicos y privados, así como en emisoras de radio.

La presión ejercida por el gobierno de Estados Unidos para que México adopte una postura más estricta contra el crimen organizado ha influido significativamente en esta dinámica. La introducción de nuevas leyes y regulaciones busca limitar la actividad de grupos que glorifican el narcotráfico, aunque las reacciones al respecto son variadas y muchas comunidades apoyan una restricción de la música que consideran perjudicial.

Conclusión: una cultura en evolución

A medida que el debate sobre los narcocorridos se intensifica, queda claro que este subgénero musical sigue siendo un espejo complejo de la realidad mexicana. La música de sangre y fuego cuenta las historias que muchos prefieren ignorar, pero también plantea cuestiones sobre la libertad de expresión, el arte y la moralidad en un contexto marcado por la violencia. La situación actual en México exige reflexionar sobre cómo la cultura y el crimen se entrelazan, y sobre qué significan realmente estas canciones para una sociedad que lucha con su historia y su futuro.

Fuente original de la información: ABC – Milton Merlo

Créditos de la imagen: abc

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