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El fortín blanco cae por sorpresa

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El fortín blanco cae por sorpresa

El fortín blanco cae por sorpresa

¡Atención, amantes del baloncesto! Tenemos noticias recién salidas de la cancha que seguro te van a dejar con la boca abierta. El Real Madrid, ese coloso que parecía invencible en su casa, ha caído por sorpresa en su fortín. Sí, como lo lees. El que hasta ahora era un santuario inexpugnable, ha presenciado la primera derrota de la temporada del equipo blanco frente a su afición, y el culpable ha sido un Panathinaikos que llegó, vio y venció con una autoridad inusitada.

El Movistar Arena, acostumbrado a ver a su equipo solventar sus problemas con solvencia en casa, se topó de bruces con una realidad diferente. Los de Scariolo, en una versión gris y sin chispa, no pudieron contrarrestar el vendaval verde que se les vino encima. Una noche para olvidar, con un marcador final de Real Madrid 77 – 87 Panathinaikos que lo dice todo.

Un arranque que prometía emociones fuertes… para los visitantes

Desde el pitido inicial, Panathinaikos imprimió un ritmo que descolocó por completo a los locales. No es que el Madrid no lo intentara, pero cada uno de sus esfuerzos se veía superado por la intensidad y el acierto del equipo griego. Los primeros compases del encuentro ya daban indicios de por dónde irían los derroteros del partido, con un cuadro merengue que, por primera vez en la temporada, se veía superado en la iniciativa del juego.

En esos momentos iniciales, Andrés Feliz se erigió como la única respuesta blanca al arsenal ofensivo de Panathinaikos. Con un comienzo fulgurante, Feliz anotó 7 de los primeros 9 puntos para el Madrid, demostrando una vez más el talento que atesora. Sin embargo, su empuje no fue suficiente. Del otro lado de la cancha, un inspirado Shorts lideraba a los suyos, y la ventaja de Panathinaikos no tardó en ascender a la decena, dejando un 9-19 que ya encendía las alarmas. Los hombres del banquillo local intentaron dar un vuelco a la situación, consiguiendo maquillar el marcador al término del primer cuarto y dejándolo en un 16-22, pero el dominio griego era palpable.

El vendaval verde no cesa: Sloukas y Faried, imparables

El segundo cuarto prometía una reacción blanca, y por momentos, parecía que llegaría. Maledon, con seis puntos casi consecutivos y un mate que hizo vibrar a la grada, invitaba a la esperanza. Sin embargo, toda esa euforia se diluyó ante la figura de un descomunal Sloukas. El base griego tomó las riendas del partido y comandó a un Panathinaikos desatado, que encontraba en cada jugada una vía para hacer daño al Madrid.

La actuación de Sloukas fue simplemente espectacular: 6 puntos y un sinfín de asistencias en este solo cuarto. Una de ellas quedará grabada en la memoria de los aficionados, cuando conectó con el recién llegado Faried, quien protagonizó la jugada de la noche al «posterizar» a Tavares con una potencia asombrosa. Este dúo imparable volvió a empujar la ventaja de Panathinaikos por encima de los diez puntos, llegando al descanso con un doloroso 38-52 para los blancos. La cara de los jugadores merengues lo decía todo: la frustración comenzaba a apoderarse de ellos.

La resistencia blanca ante un Panathinaikos desatado

El paso por los vestuarios no cambió la dinámica del encuentro. Panathinaikos seguía mostrándose cómodo sobre la pista madrileña, con un Faried que parecía llevar jugando con ellos toda la vida, cuando hasta hace poco militaba en la liga de Taiwán. Su energía y determinación fueron contagiosas para el resto del equipo. La ventaja griega rondaba los 20 puntos, y el partido amenazaba con romperse de forma definitiva.

No obstante, el Real Madrid mostró su carácter. La rebeldía de Andrés Feliz, que sumó 9 puntos en este tercer parcial, y una notable mejora defensiva por parte del equipo lograron contener el vendaval griego. El Madrid, tirando de orgullo, impidió que Panathinaikos se escapara de forma irrecuperable. Pero justo cuando parecía que los blancos podrían meterse de nuevo en el partido, otra vez Sloukas apareció para poner calma en su equipo y devolver la tranquilidad a Panathinaikos, cerrando el tercer cuarto con un 59-73 que dejaba el partido cuesta arriba para los de Scariolo.

El último intento y la puntilla final

Con el inicio del último cuarto, el Real Madrid intentó un último arreón. La afición, siempre fiel, empujaba con cada grito, esperando una remontada épica. El equipo blanco mejoró su faceta defensiva, pero esa mejora coincidió con un inesperado apagón ofensivo. Jugadores clave como Campazzo, Lyles o Hezonja, de quienes se esperaba mucho, no lograron encontrar su ritmo ni su acierto, dejando al equipo con un déficit de puntos crucial en los momentos decisivos.

A pesar de todo, el equipo de Scariolo, alimentado por el enfado por algunas decisiones arbitrales que consideraron injustas, mostró garra y consiguió reducir levemente la diferencia en el marcador. Sin embargo, cualquier esperanza de una remontada milagrosa se desvaneció con el triple de un infatigable Juancho Hernangómez, que puso la puntilla al encuentro y selló la primera derrota del Real Madrid en casa esta temporada. Una noche aciaga para el conjunto blanco, que tendrá que revisar muchos aspectos si quiere mantener su estatus de gigante del baloncesto europeo.

La temporada es larga, y un tropiezo así, aunque doloroso, puede servir de lección. Veremos cómo se recupera el Real Madrid de este duro golpe y si logra retomar la senda de la victoria en su próximo encuentro.

Fuente original de la información: ABC – Daniel Cebreiro

Créditos de la imagen: AFP

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