El incidente inesperado en Chernóbil que podría costar millones y causar una crisis radiológica

Un Impacto Desgarrador en Chernóbil
Un incidente sorprendente en la central nuclear de Chernóbil ha despertado la alarmada atención de las autoridades y de la comunidad internacional. Un dron kamikaze de fabricación rusa, conocido como shahed-136, realizó un vuelo a una altitud indetectable por los radares y logró impactar en el tejado exterior del Nuevo Sarcófago de Seguridad, también denominado «Arco de Chérnobil». Este desafortunado golpe, acontecido en febrero de este año, dejó un agujero de 15 metros cuadrados en la estructura, provocando un incendio en el revestimiento que tardó dos semanas en ser sofocado.
Repercusiones de la Incursión
Las investigaciones realizadas por la Fiscalía de Ucrania han confirmado que el ataque se trató de un movimiento deliberado y desastroso para una de las estructuras más críticas que protege el reactor 4 de la central. Aunque el Ministerio de Protección Ambiental de Kiev ha declarado que la radiación se mantiene en niveles normales y está bajo constante vigilancia, la necesidad de reparaciones en la infraestructura se ha vuelto inevitable. Esto se considera crucial no solo para la seguridad de la región, sino también para la estabilidad del sistema de contención.
Costos de Reparación y Recursos Necesarios
Los costos vinculados a la reparación del Arco de Chérnobil son alarmantes. La producción de estos drones kamikaze utilizados por Rusia para atacar tanto a Chernóbil como a otras ciudades ucranianas tiene un precio que oscila entre los 48.000 y 100.000 euros por unidad, según documentos filtrados. Sin embargo, el costo total para la reparación del impacto podría sobrepasar los 25 millones de euros que se encuentran disponibles en el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD) para emergencias de esta índole.
Eric Schmieman, un ingeniero que participó en la construcción del sarcófago durante 15 años, dejó claro que evitar la reparación no es una opción válida. Argumenta que el costo de una reparación adecuada podría ascender a decenas o incluso cientos de millones de dólares, con un proceso que podría tomar desde meses hasta varios años completarse.
Un Desafío para la Seguridad
El Arco de Chérnobil está diseñado para contener el polvo radiactivo y otros materiales peligrosos, utilizando filtros que purifican el aire y grúas robóticas que permiten manejar los materiales más peligrosos sin riesgo humano. Sin embargo, el impacto del ataque ha dañado incluso el taller de mantenimiento asociado, lo que generará demoras en el proceso de desmantelamiento de los residuos radiactivos acumulados durante años.
El Contexto Bélico Actual
El sarcófago cubre el reactor 4, ubicado en la fantasmagórica ciudad de Prípiat, que hoy se encuentra a unos 30 kilómetros de la frontera con Bielorrusia. Desde la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia en febrero de 2022, la zona de exclusión ha pasado a ser un frente de guerra, marcando un nuevo capítulo en la historia de la catástrofe de Chernóbil.
Schmieman advirtió que aunque la estructura fue diseñada para afrontar muchos escenarios, no contemplaba conflictos bélicos. La infraestructura, cuya planificación inició en los años 90 y se completó entre 2010 y 2016, se levantó sobre la primera construcción hecha apresuradamente tras el accidente de 1986 para proteger el núcleo del reactor, conocido como corium, que contiene materiales extremadamente radiactivos.
Reflexiones Finales
Este ataque no solo pone en relieve la fragilidad de la seguridad en Chernóbil, sino que también plantea preguntas serias sobre financiar reparaciones. Los gobiernos occidentales podrían verse obligados a asumir parte de los costos, y la situación continúa evolucionando, asombrando a expertos y a la comunidad internacional por igual.
El legado de la tragedia de Chernóbil, que comenzó en 1986, sigue lanzando sombras en la historia moderna, y estos recientes acontecimientos reavivan antiguos miedos sobre la radiación y su control en medio de un conflicto bélico.
Fuente original de la información: ABC – Miriam González
Créditos de la imagen: ABC