El lugar inesperado donde apareció Infantino
El lugar inesperado donde apareció Infantino
¡Prepárense, amantes de la cultura pop y el fútbol! La escena se puso de lo más interesante en un lugar que nadie esperaba. Imaginen esto: un hotel de lujo en Sharm el Sheij, ese paraíso a orillas del Mar Rojo egipcio. Allí, ni más ni menos que Donald Trump organizó una cumbre de alto voltaje. ¿El motivo? Celebrar a lo grande la firma de un acuerdo entre Israel y Hamás, un pacto que él mismo impulsó con el objetivo de traer algo de calma a la región.
Por los pasillos de este exclusivo hotel desfilaron figuras de la política mundial tan impresionantes que podrían llenar un álbum de fotos histórico: desde jefes de Estado hasta monarcas árabes y primeros ministros de todas partes del globo. Todos ellos se reunieron con un propósito común: arropar ese acuerdo y sentar las bases para que no se desmoronara a la primera de cambio. Un evento de tal magnitud, con tanto poder concentrado, que uno esperaría ver solo a las mentes más influyentes de la geopolítica. Pero, como en toda buena historia de Vinyl Station Radio, siempre hay un giro inesperado.
Y es que, entre tanta corbata y protocolo, apareció una figura que no ostenta ninguno de esos cargos. Un hombre con una calva reluciente, conocido por su particular estilo de combinar trajes impecables con zapatillas deportivas blancas. Sí, lo adivinaron, hablamos de Gianni Infantino, el presidente de la FIFA. ¿Qué hacía el máximo mandatario del fútbol mundial en una cumbre de líderes en un momento tan crucial para la paz en Oriente Medio? ¡La intriga estaba servida!
Infantino, con esa calma que lo caracteriza, no dudó en explicar su presencia. Su versión fue clara: «FIFA está aquí para ayudar, para asistir, para ponernos a disposición en todo lo que podemos hacer para que este proceso de paz dé fruto y llegue al mejor final posible». Una declaración que, aunque noble, sonaba un poco como el comodín de última hora en un juego inesperado.
Los hilos invisibles: Trump y el poder blando del fútbol
Pero seamos sinceros, Vinyl Station Radio siempre busca la verdad detrás de las cámaras. La realidad, un poco más compleja y conectada, es que Trump es quien quiso a Infantino a su lado. Y es que el presidente de la FIFA ha demostrado ser un verdadero estratega a la hora de cultivar relaciones, especialmente con el expresidente estadounidense, a quien ha sabido cortejar con una efectividad digna de estudio en cualquier manual de diplomacia. Esta habilidad para tejer alianzas ha sido una constante en su mandato.
Además, Infantino ha sabido ver el potencial del fútbol como una poderosa herramienta de proyección y promoción internacional para los países árabes. Bajo su liderazgo, el deporte rey ha cruzado fronteras de maneras que antes parecían impensables. No olvidemos que el polémico Mundial de 2022 tuvo lugar en Qatar, un evento que generó un sinfín de debates y discusiones, pero que sin duda puso a la región en el centro de atención global.
Y la historia no termina ahí. Porque la fiebre del Mundial volverá a la región muy pronto, con Arabia Saudí designada como sede para 2034. Estos movimientos no son casualidad; son el resultado de la estrecha relación que Infantino ha forjado con líderes clave en la zona. Hablamos de figuras como el príncipe heredero saudí Mohamed bin Salman y el jeque catarí Tamim bin Hamad Al Thani. Esto demuestra una clara tendencia: el fútbol, bajo Infantino, se ha convertido en un actor geopolítico de primer orden, un puente entre gobiernos y una plataforma de influencia. No solo con los líderes árabes, sino también con figuras de otros regímenes autoritarios, como el presidente de Ruanda, Paul Kagame.
FIFA en Gaza: ¿Diplomacia deportiva o lavado de imagen?
En medio de este cónclave de líderes, Infantino se dejó ver con la élite política. No solo posó junto a Trump, sino también con el anfitrión, el presidente de Egipto, Abdel Fatah Al Sisi. Y, como era de esperar, Infantino no perdió la oportunidad de hacer declaraciones contundentes. Anunció que la FIFA trabajará codo a codo con la Federación de Fútbol de Palestina para reactivar este deporte en la arrasada Gaza, tras más de dos años de conflicto. ¡Una promesa audaz en un contexto tan delicado!
Según sus palabras, «El papel del fútbol debe ser apoyar, unir, dar esperanza en la región». Y luego detalló un plan ambicioso: «En Gaza, en Palestina, ayudaremos a reconstruir las instalaciones de fútbol. Trabajaremos, junto a la Asociación de Fútbol Palestina, en cada esquina del país. Construiremos campos, traeremos entrenadores, ayudaremos a organizar competiciones, impulsaremos un fondo para ayudar a reconstruir la infraestructura futbolística en Palestina». Suena prometedor, ¿verdad?
La idea de usar el deporte como herramienta diplomática no es nueva. Desde siempre, eventos masivos como los Mundiales de Fútbol o los Juegos Olímpicos han sido vistos como símbolos de unidad global. Sin embargo, en los últimos años, su imagen se ha visto empañada por casos de corrupción y por ser percibidos más como plataformas comerciales y políticas que como verdaderos motores de unión. La pregunta que flota en el aire es si la iniciativa de la FIFA en Gaza es un genuino esfuerzo humanitario o si tiene otros intereses detrás.
Curiosamente, Infantino no hizo alusión a un asunto que la FIFA tiene pendiente en relación directa con el conflicto. Y es que la federación palestina exige que las autoridades israelíes cumplan las regulaciones del máximo organismo futbolístico. El punto de fricción: equipos localizados en asentamientos de colonos en Cisjordania que participan en ligas de Israel. Un tema que, para muchos, es crucial y que no pasó desapercibido por su ausencia en la agenda del presidente de la FIFA en esta cumbre.
La inquebrantable dupla: Infantino y Trump
Para Infantino, la verdadera prioridad en este peculiar encuentro era otra: afianzar su ya sólida relación con Donald Trump. Una cercanía que le ha abierto puertas a foros de altísimo nivel, donde antes nunca habíamos visto a líderes deportivos o a sus antecesores en la FIFA, ni siquiera a los presidentes del mismísimo Comité Olímpico Internacional. Esto demuestra que estamos ante un nuevo paradigma en el deporte, donde la política y las conexiones personales juegan un papel cada vez más protagónico.
De hecho, Infantino no ha escatimado en elogios al acuerdo impulsado por Trump. «El papel del presidente Trump ha sido absolutamente fundamental y crucial en el proceso», dijo el presidente de la FIFA al conocerse la noticia. Y fue aún más allá: «Si el presidente Trump, no habría paz». Tales palabras lo han posicionado como una de las voces que incluso han sugerido un Premio Nobel de la Paz para el expresidente. ¡Una declaración de peso, sin duda!
La historia de esta peculiar amistad se remonta a 2018, cuando Estados Unidos fue seleccionado como el principal anfitrión del próximo Mundial, que compartirá con Canadá y México. Desde entonces, las apariciones públicas de Infantino y Trump han sido numerosas. Los hemos visto en el Foro de Davos en 2020 y, de forma más prominente, con el retorno del magnate estadounidense al poder. Trump, por su parte, siempre ha bromeado diciendo que una ventaja de haber perdido las elecciones de 2020 fue poder postularse en 2024 y presidir el país durante un Mundial y unos Juegos Olímpicos, los de Los Ángeles 2028.
Ambos eventos, pero sobre todo el Mundial, se perfilan como plataformas monumentales para Trump, quien, como sabemos, nunca subestima el poder de la atención pública. Y Infantino lo sabe bien. El pasado junio, Trump presidió la final de la nueva versión del Mundial de Clubes de FIFA en Nueva York, colándose en la foto con los ganadores, el Chelsea FC. Y en agosto, recibió a Infantino en el Despacho Oval (no era la primera vez), donde se quedó una réplica de la copa del Mundial. Un trofeo que, curiosamente, encaja a la perfección con la redecoración dorada que ha impulsado en la Casa Blanca.
Pero el «cortejo» de Infantino ha ido mucho más allá del simple posado o la conversación amistosa. La FIFA, por ejemplo, estableció sus oficinas para el Mundial en la icónica Torre Trump en la Quinta Avenida de Nueva York. Incluso invitó a Ivanka, la hija del expresidente, al sorteo del Mundial de Clubes, rompiendo la tradición de que fueran exfutbolistas quienes lo hicieran. Estos gestos, aunque pequeños, hablan de una relación profunda y estratégica.
Y el punto culminante de esta cercanía llegó en 2024, tras la victoria electoral de Trump: Infantino se mudó a Florida, el estado donde el expresidente tiene su residencia principal. Una coincidencia que pocos creen que sea meramente casual. Seguramente, los veremos juntos de nuevo en diciembre en Washington para el sorteo de grupos del Mundial, y muchísimas veces más cuando el balón empiece a rodar el próximo año. Así que, prepárense, porque esta dupla promete seguir dando de qué hablar tanto en el ámbito deportivo como en el político.
Fuente original de la información: ABC – Javier Ansorena
Créditos de la imagen: reuters