El muro que frustró la ilusión del Betis
El muro que frustró la ilusión del Betis
El ambiente en la Cartuja, a pesar de un día lluvioso y un acceso complicado, estaba cargado de ilusión. Los casi 60.000 aficionados que desafiaron las adversidades laborales de un día de semana, ansiaban ver a su equipo, el Betis, demostrar que estaba listo para la alta competición. La pregunta flotaba en el aire: ¿tendría el equipo de Pellegrini los «kilos» suficientes para medirse a un gigante como el Atlético de Madrid? Lamentablemente, la respuesta se reveló pronto y con una crudeza inesperada. Un Atlético de Madrid formidable y efectivo se interpuso en el camino de los verdiblancos, apagando una llama que brilló con fuerza, pero que no fue suficiente para derribar el muro rojiblanco.
Este duelo, que se presentaba como una oportunidad clave para el Betis de afianzarse en la lucha por puestos de Champions League, terminó siendo un jarro de agua fría. A pesar del derroche de fe, voluntad y amor propio, el grupo bético no pudo con un rival que supo jugar sus cartas a la perfección. La derrota en casa ante un posible competidor directo no es la mejor de las noticias, a pesar de que la temporada aún eslarga y queda mucho por decir. Es cierto que el Betis atraviesa un gran momento, pero este encuentro con la realidad del Atlético dejó en evidencia las áreas donde aún necesitan crecer para competir al máximo nivel.
Una primera parte de contrastes y golpes tempranos
Desde el pitido inicial, el partido se decantó hacia el lado rojiblanco con una velocidad pasmosa. El Atlético, con su alta densidad en el centro del campo, neutralizó las intenciones béticas. Apenas a los cuatro minutos, el silencio se apoderó de la Cartuja con el primer gol de Giuliano. Un error de marcaje tras una jugada larga permitió al delantero rojiblanco colocar el balón ajustado al palo, dejando sin opciones a Pau López. La grada, lejos de amedrentarse, respondió con el cántico «Somos Balompié», un grito de guerra que sirvió de aliento para el equipo en los minutos siguientes.
El Betis intentó reaccionar, buscando la velocidad por las bandas con Abde y Antony, quienes generaron sus momentos de peligro. Sin embargo, el Atlético se mostró cómodo, gestionando el tiempo y los espacios, y esperando su oportunidad al contraataque. La defensa rojiblanca, junto a su portero Oblak, formaron un muro impenetrable. El primer disparo bético con peligro, cortesía de Abde tras una buena dejada de Cucho, encontró la mano providencial de Oblak. La frustración comenzó a crecer entre los aficionados, especialmente por algunas decisiones arbitrales que no favorecieron al equipo de casa.
Y cuando parecía que la primera mitad terminaba con un solo gol de desventaja, llegó otro mazazo. En el tiempo de descuento, y en medio de protestas por una posible falta o penalti no señalada a favor del Betis, Baena anotó el 0-2, desatando la indignación del beticismo. Martínez Munuera, el colegiado, se retiraba al túnel entre una sonora pitada, dejando una sensación de injusticia en el ambiente. La comparación con situaciones similares vividas por otros equipos en la misma jornada resonó con fuerza en las gradas: ¿por qué al Betis le cuesta tanto que piten un penalti a favor?
La reacción bética y el muro inquebrantable
La segunda parte trajo consigo cambios en el Betis y un espíritu renovado. La entrada de Lo Celso por Marc Roca inyectó energía y creatividad en el mediocampo. El argentino se puso al mando de las operaciones béticas, retrasando Fornals su posición para convertirse en un todocampista. El Betis encerró al Atlético en su campo, aunque los rojiblancos se mostraron contentos con esa situación, ejecutando a la perfección su plan defensivo.
Lo Celso empezó a dejar destellos de su calidad, con un disparo lejano que Oblak detuvo sin problemas y un pase magistral a Abde que, por poco, no se convierte en gol. El Betis presionó incansablemente, generando constante peligro en campo rival. Un tiro libre de Abde que se estrelló en el larguero, cerca del minuto 58, provocó un estallido de emoción en la Cartuja, que pareció creer en la remontada. Pero, como tantas veces en el fútbol, el poste negó la alegría.
Sin embargo, el muro defensivo del Atlético, liderado por Oblak y su férrea zaga, se mantuvo inquebrantable. A pesar de los intentos de Natan, las fantasías de Lo Celso y la insistencia de Antony, el balón no encontró las redes. Pellegrini introdujo más cambios ofensivos con Aitor y Junior, buscando revitalizar las bandas, pero la solidez rojiblanca era insuperable. Las demoras de Oblak y las interrupciones en el juego fueron una constante, frustrando el ritmo bético y alimentando la impaciencia de la afición.
En los minutos finales, la frustración se transformó en resignación. Deossa y Bakambu entraron para los últimos intentos, y Lo Celso incluso dejó a Bakambu en una situación prometedora que Oblak, una vez más, desbarató con una salida valiente. Lo que quedó al final fue una mezcla de impotencia y la dura realidad de que el Betis, con fe y voluntad, ciertamente tiene mucho, pero para esta liga de «pesos pesados», necesita seguir sumando en otros aspectos.
Lecciones aprendidas y el camino a seguir
Este 0-2 en casa es un recordatorio de que la competición por la Champions exige un nivel de consistencia y una capacidad de respuesta ante las adversidades que, quizás, al Betis aún le falta perfeccionar. Es el segundo partido consecutivo en el que el equipo de Pellegrini no logra marcar, rompiendo una racha de 32 encuentros anotando al menos un gol. Haber pisado área y no haber concretado es un punto a trabajar. Además, la tendencia a empezar los partidos a remolque y la dificultad para darle la vuelta a los marcadores adversos, especialmente ante rivales como el Atlético, son aspectos que deberán analizarse profundamente.
La intención del Betis es clara: pelear hasta el final por los puestos que dan acceso a la máxima competición europea. Pero, este traspiés complica las cosas si la situación llega apretada a los metros decisivos. La capacidad de reponerse que mostraron en Villarreal para igualar una desventaja no pudo replicarse esta vez. Ahora, el equipo tiene el desafío de compensar este paso atrás en el próximo partido contra el Mallorca, para no perder comba en sus aspiraciones. La ilusión sigue viva, pero el camino hacia la élite europea es un sendero de grandes desafíos y, como demostró el Atlético, de muros infranqueables para aquellos que aún están en plena cocción.
Fuente original de la información: ABC – Mateo González
Créditos de la imagen: manuel gómez