¿Existe un límite para la máquina de hacer goles de Guardiola?
¿Existe un límite para la máquina de hacer goles de Guardiola?
¡Prepárense, amantes del fútbol! Porque lo que presenciamos en el Etihad Stadium el otro día fue una nueva demostración de por qué el Manchester City de Pep Guardiola es un auténtico fenómeno, y su delantero estrella, Erling Haaland, una fuerza imparable de la naturaleza. Olvídense de la ciencia ficción, de Frankenstein o de cualquier villano de Tim Burton. Haaland es real, y su apetito por el gol parece no tener fin. Es como si cada vez que el balón besa la red, él ganara un mes más de vida. Y créannos, en Vinyl Station Radio, sabemos un par de cosas sobre ritmos imparables y hits que no pasan de moda.
El Bournemouth llegó al Etihad con la intención de dar guerra, inyectado de esa energía efervescente que a veces vemos en los equipos que lo dan todo. Sus atacantes, Semenyo, Kroupi y Tavernier, saltaron al campo buscando la sorpresa, como si hubieran escapado de la mismísima caja de Pandora, listos para desatar el caos. De hecho, el francés Kroupi llegó a marcar un tanto anulado por un fuera de juego tempranero, demostrando que el espíritu de lucha estaba intacto desde el pitido inicial. El equipo de Iraola pujó con todas sus fuerzas, intentando contener la avalancha celeste que se les venía encima. No era un partido cualquiera; era un desafío de proporciones épicas contra una de las maquinarias de fútbol más aceitadas del planeta.
La Inevitable Presencia del Goleador Nórdico
Pero el City, con su calma característica, no tardó en imponer su ley. Una rápida y precisa concatenación de pases, casi como una obra de arte colectiva, abrió un gigantesco boquete en la defensa del Bournemouth. Y ahí estaba él, Erling Haaland, el destino manifiesto. Con todo el campo por delante y la portería a su disposición, el ‘9’ no dudó. Con la pierna izquierda, batió a Petrović, confirmando una vez más que el área es su jardín particular y los goles, la flor más preciada de su cosecha. La alegría de Haaland en cada celebración es contagiosa, un fiel reflejo de su pasión por lo que hace. Es este hambre insaciable lo que lo convierte en una pieza tan fundamental en el esquema de Guardiola.
Sin embargo, el fútbol es tan impredecible como un solo de guitarra inesperado en mitad de una balada. Ocho minutos después del primer golpe del noruego, la igualdad volvió al marcador. Tyler Adams, aprovechando un error de Donnarumma tras un saque de esquina, puso las tablas en el minuto 24. Fue ese tipo de momento que te hace pensar que el partido podría tomar cualquier dirección, un vertiginoso tira y afloja que manteía a todos al borde del asiento. Cada ataque era una descarga eléctrica, cada defensa, una contención a la desesperada. En Vinyl Station, nos encantan estos momentos de incertidumbre, cuando la música de un partido alcanza su clímax y cada nota cuenta.
Haaland y el Ritmo Arrollador del City
Pero volvamos a Haaland, esa figura mítica que no cesa. En el minuto 32, el noruego volvió a aparecer, replicando la secuencia anterior con una eficacia deslumbrante. Otro gol, otro puñetazo en la mesa. Estaba claro que los límites para él son meramente sugerencias. Foden, que también tuvo una jornada destacada, estuvo cerca de ampliar la ventaja, y el mismo Erling rozó el hat-trick, una gesta que parece una cuestión de tiempo más que de posibilidad con este depredador del área. La máquina de Guardiola funcionaba a pleno rendimiento, con una sincronización que rozaba la perfección. No es solo un equipo de grandes individualidades, sino una orquesta donde cada músico conoce su papel a la perfección.
El segundo tiempo transcurrió con el Bournemouth visiblemente ‘anestesiado’ por los golpes recibidos. Los intentos de los de Iraola por inquietar a Donnarumma fueron cada vez más esporádicos y menos contundentes, más allá de alguna vaga aproximación. La determinación inicial se diluía ante la implacable superioridad del rival. Y cuando el reloj marcaba el minuto 60, Nico O’Reilly, con un zurdazo cruzado cargado de intención, sentenció el partido con el 3 a 1 definitivo. El marcador reflejaba la superioridad del City, pero también la persistencia y resistencia del Bournemouth durante buena parte del encuentro. Fue un choque vibrante que dejó claro que, aunque haya desafíos, el Manchester City de Guardiola tiene recursos de sobra para superarlos.
La pregunta permanece: ¿Existe un límite para esta máquina de hacer goles y para el genio de Guardiola? Por ahora, la respuesta parece ser un rotundo no. El City sigue haciendo historia, escribiendo páginas fascinantes en el libro del fútbol moderno, con Haaland como su estandarte más afilado, un solista que domina cada melodía del gol. ¡Seguiremos sintonizando cada uno de sus partidos para ver qué nos depara esta banda imparable!
Fuente original de la información: ABC –
Créditos de la imagen: REUTERS