La confesión de Manolo García sobre los precios que no esperabas
La confesión de Manolo García sobre los precios que no esperabas
¡Atención, melómanos y amantes de lo auténtico! Manolo García ha vuelto a la carga, cerrando octubre por todo lo alto con el lanzamiento de su décimo disco en solitario, ‘Drapaires Poligoneros’. Este álbum marca el inicio de una emocionante aventura: su ‘Gira de Teatros 2025-26’, que ya arranca este domingo con un «sold out» espectacular en el Palacio de Congresos de Cáceres. Nos espera un recorrido por dieciséis ciudades españolas, donde el artista nos deleitará con los temas más frescos de su nuevo trabajo, mezclándolos con la mística y la nostalgia de su debut en solitario, el icónico ‘Arena en los bolsillos’ de 1998, que superó la increíble cifra del millón de copias vendidas. ¡Casi nada!
Para conmemorar esta cifra redonda en su carrera post-El Último de la Fila, el inconfundible artista del Poblenou barcelonés nos ha regalado una charla íntima desde un lugar mágico: la librería La Mistral, en pleno corazón de Madrid. Imaginad un rincón acogedor, con una escalera de madera que parece sacada de un cuento y sofás que invitan a perderse entre páginas y café. Un refugio que, en medio de la vorágine de consumo actual, se siente casi milagroso. Y es que, de alguna manera, la esencia de Manolo García en la industria musical de hoy es igual de asombrosa y resistente.
‘Drapaires Poligoneros’: Un disco con alma y mensaje
Desde la primera vista, este nuevo disco nos lanza un mensaje contundente: su portada, una batería construida ingeniosamente con materiales reciclados. ¡Una genialidad! Pero más allá de la creatividad, nos transporta a la infancia del propio Manolo.
La infancia hecha música
Nuestro artista nos cuenta cómo, en sus años mozos, cuando el rock comenzaba a resonar en sus vidas, él y sus amigos se las ingeniaban para crear sus propios instrumentos. Los botes de detergente Colón se convertían en espectaculares tambores, y con un par de palitroques, la magia comenzaba. Manolo recuerda seguir el ritmo de las canciones de la radio con ese «pum, chacapum, pum, chacapum» que ahora nos regala en cada melodía. Una auténtica oda a la creatividad sin límites y al espíritu DIY (Do It Yourself) que tanto nos gusta en Vinyl Station Radio.
Un viaje musical entre el pasado y el presente
Con diez discos en solitario bajo el brazo, era inevitable preguntar si esta cifra tiene un significado especial para él. Y la respuesta, claro, es un rotundo sí. Esta gira no es una cualquiera; por eso, el artista ha decidido hacer algo realmente especial: interpretar su primer disco en solitario y este, el último. Un puente temporal que une los inicios con la madurez artística.
«El primero es como un símbolo para mí. Me dio suerte después de una aventura, la de El Último de la Fila, que había calado en el imaginario popular», nos confiesa Manolo. Después de dejar una huella tan profunda, la transición llevó un tiempo de reflexión, de pintar y de reencontrarse con su esencia. Aunque la idea de abandonar la música nunca estuvo en su cabeza, esa sensación de «¿y ahora qué?» fue real. El primer disco en solitario fue, en sus palabras, un regalo caído del cielo, y de la misma manera, este nuevo álbum también ha aparecido en su vida. Un recordatorio de que la inspiración, a veces simplemente llega cuando menos la esperas.
Reflexiones profundas sobre el tiempo y la sociedad
‘Una pequeña e ingenua reflexión’ es el título que abre el nuevo disco, y como su nombre indica, nos invita a pensar sobre lo que deberíamos cambiar como especie. Manolo García se muestra muy consciente de los errores que estamos cometiendo y hace un ejercicio de alejamiento para no caer en la «ecoansiedad».
El reloj y los calendarios: ¿nuestros peores inventos?
Para el artista, «lo peor que nos ha pasado a los humanos ha sido inventar el reloj y los calendarios». Sin ellos, el tiempo sigue fluyendo. Lo lento, según Manolo, nos regala la posibilidad de vivir plenamente, de saborear cada momento, mientras que la prisa nos roba esa capacidad de disfrute. «Si me preguntan qué prefiero, tener cien millones de seguidores o vivir una vida tranquila paseando por la playa haciendo canciones, lo tengo muy claro», asegura. Su prioridad es la tranquilidad, hacer lo que le apasiona y, con ello, también aportar alegría a los demás. Una filosofía de vida que resuena con nuestros oyentes y que nos recuerda la importancia de priorizar lo verdaderamente valioso.
De manera curiosa, Manolo habla de «los dioses» en plural. Ante la pregunta de si tiene una visión politeísta, nos regala otra reflexión cargada de humanidad: «¿Quién no acude a un pequeño Dios, o a un familiar que ya no está, ante las vicisitudes de la vida? ¿Hay alguien en el mundo tan frío?». Para él, existe algo más, una chispa que nos envía la inspiración. Es ese «soplo» que nos regala una canción a la cabeza al salir de la ducha; un misterio que nos invita a agradecer lo inexplicable.
Desmontando mitos y mirando hacia el futuro
El título del disco, con una palabra en catalán y otra en castellano, inevitablemente trae a colación esa vieja leyenda urbana de que El Último de la Fila se disolvió por diferencias lingüísticas entre Manolo y Quimi Portet. El artista, con su característica franqueza, sentencia: «Nada, no es cierto. Es una empanada mental de alguien, o quizá se dijo por algún interés». Un rumor que, como muchos en la industria, carece de fundamento.
La clave: comunicar, no el virtuosismo
Después de tantos años de trayectoria, Manolo García aún se pregunta qué puede mejorar como compositor o intérprete. Su respuesta es clara: «No tengo pretensiones de virtuosismo, sólo necesito comunicarme». Para él, el verdadero éxito se siente cuando, en un concierto, ve a su público cantando sus letras, conectando con su música. Aunque ya acumula más de veinte discos y unas trescientas canciones con Los Rápidos, Los Burros, El Último de la Fila y su carrera en solitario, la preocupación por la inspiración nunca se desvanece. «Cuando acabas un disco siempre te queda esa cosita dentro de, ‘¿me saldrán más?'», se pregunta. Su interés no radica en pulir su técnica con la guitarra, porque al final, «casi todo tiene los mismos acordes». Lo que importa, lo que realmente trasciende, es la capacidad de comunicar, de tocar el alma.
Y como persona, ¿qué le gustaría mejorar? Manolo García es honesto: «Muchas cosas, pero sobre todo no castigarme a mí mismo, perdonarme, no juzgarme ni machacarme tanto». Reconoce que, en el día a día, la «apisonadora de la vida» puede llevarnos a cometer errores, a tener una palabra desafortunada o a herir a alguien. En esos momentos, se dice a sí mismo: «Tengo que mejorar, ser mejor persona».
Manolo García y la realidad de los precios de los conciertos
Este año, Manolo García tiene un calendario apretado, con dos giras casi consecutivas: la suya propia y la de El Último de la Fila. Y esto nos lleva a un tema candente y de máxima actualidad: el coste de ir a un concierto hoy en día. ¿Puede un artista hacer algo al respecto?
La respuesta de Manolo es tan directa como sensata: «Se puede ganar un poco menos, y no pasa nada». Considera que la «lacra de los precios» es un problema generalizado que afecta a todos los ámbitos, desde la comida hasta los alquileres. Para él, existe un «desaguisado muy gordo» donde no hay un árbitro que ponga orden. «Ante los abusos alguien tiene que poner el freno, pero impera el libre mercado, que significa que el más listo se la lleva y el pobre que está abajo, que se joda. Y eso no es correcto, ni es ético, ni religioso», afirma con convicción. Para Manolo García, la dignidad es fundamental: «Todo el mundo tiene que vivir de una manera digna». Y ese es un mensaje que, sin duda, resuena fuerte y claro en los tiempos que corren.
Fuente original de la información: ABC – Nacho Serrano
Créditos de la imagen: jose ramón ladra