La respuesta de Ucrania que paró las exportaciones rusas
La respuesta de Ucrania que paró las exportaciones rusas
El pulso geopolítico y la tensión en el Este de Europa escalan cada día, y las últimas noticias nos llegan directamente desde la costa del Mar Negro. En un movimiento audaz y con un impacto significativo, el vital puerto ruso de Novorossiysk ha tenido que suspender sus exportaciones de petróleo. La razón: una andanada de drones y poderosos misiles ucranianos que impactaron sus instalaciones durante la madrugada.
El Estado Mayor ucraniano ha confirmado que la terminal petrolera de Sheskharis, una pieza clave del puerto, fue el objetivo de estos ataques coordinados. Pero no estamos hablando de misiles cualquiera. Se trataba de la nueva generación de proyectiles, conocidos como «Long Neptune». Esta denominación no es casualidad, y su estreno ha sido de lo más sonado.
Horas antes de que se conociera la magnitud del ataque, el propio presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ya había adelantado el éxito del uso de estos cohetes a través de un vídeo difundido en sus redes sociales, aunque sin especificar el objetivo concreto. Ahora sabemos que su declaración no era en vano y que los resultados han sido más que evidentes. Fuentes cercanas a los servicios de seguridad ucranianos han detallado que el impacto fue contundente, afectando directamente a las instalaciones de carga de petróleo, la infraestructura de oleoductos y las estaciones de bombeo del puerto. Un golpe directo al corazón de la capacidad exportadora petrolera rusa en la región.
Los «Long Neptune»: Una nueva era en la defensa
Zelenski no titubeó al calificar el ataque como una «respuesta totalmente justa al continuo terrorismo ruso». Destacó el éxito de sus soldados en el uso de los misiles Long Neptune contra objetivos rusos y afirmó que los misiles ucranianos están, cada vez más, demostrando resultados tangibles y una precisión impresionante. Esta nueva generación de misiles Neptuno no es baladí. Fue presentada el pasado mes de agosto, y su principal característica es un alcance aumentado hasta los 1.000 kilómetros, una mejora sustancial respecto a los 300 kilómetros de las versiones anteriores. Recordemos que los misiles Neptuno ya habían hecho historia en 2022, al ser los responsables del hundimiento del formidable buque Moskva, el buque insignia de la flota rusa en el Mar Negro. Este nuevo hito subraya la creciente capacidad de Ucrania para golpear objetivos a larga distancia, una estrategia crucial en el actual conflicto.
Para Ucrania, el fortalecimiento de sus capacidades de largo alcance es una prioridad absoluta y Zelenski lo ha expresado en múltiples ocasiones a sus aliados internacionales. En los últimos tres meses, el país ha intensificado sus ataques en la retaguardia rusa, utilizando drones de fabricación nacional y enfocándose de manera particular en el crucial sector petrolero. Esta estrategia tiene un objetivo claro: desestabilizar la espina dorsal de la economía rusa y, por ende, mermar su esfuerzo bélico. Es una apuesta fuerte por parte de Kiev para desequilibrar la balanza en un conflicto que parece no tener fin.
Bombardeo masivo en Kiev: El contrapunto de la tragedia
Mientras Ucrania celebraba el éxito de su operación en Novorossiysk, la noche en su propio territorio fue una pesadilla. Rusia respondió con una oleada masiva de drones y misiles que impactó dolorosamente en todo el país, pero especialmente en Kiev. Todos los distritos de la capital cayeron bajo la furia de los proyectiles rusos. Una brutal ofensiva con más de 430 drones y 18 misiles sacudió Ucrania durante la noche del jueves al viernes, manteniendo la presión en el frente y, lamentablemente, castigando sin piedad a la población civil.
La sociedad ucraniana vive bajo un manto constante de terror. Para muchos, las vigilias se han vuelto una constante, con más de 10 horas diarias de cortes eléctricos sumándose al miedo de los bombardeos. Las consecuencias de este último ataque fueron devastadoras: se confirmaron seis muertos y 36 heridos solo en la capital. Los servicios de emergencia trabajaron sin descanso, en ocasiones rescatando personas atrapadas bajo los escombros de edificios reducidos a escombros. Rusia no cede en su empeño de castigar a los civiles con noches interminables de bombardeos.
Infraestructura civil bajo fuego
El presidente Zelenski denunció este último ataque como un golpe «calculado y cruel», diseñado para causar el «máximo daño a la población y a la infraestructura civil». Decenas de edificios de apartamentos en Kiev resultaron dañados, y la brutalidad de la ofensiva no se detuvo ahí: la embajada de Azerbaiyán también sufrió daños. El Ministerio de Energía ucraniano rápidamente confirmó los cortes de energía que afectaron a Donetsk, Kiev y Odesa. Vitaly Zaichenko, director de la compañía estatal de transmisión eléctrica Ukrenergo, detalló que misiles balísticos, de crucero y una gran cantidad de drones impactaron en las instalaciones energéticas del país. Su estimación es desalentadora: «Sin nuevos ataques, creemos que podremos recuperar todo nuestro consumo de energía en tres semanas».
Pero los problemas no terminaron con la energía. La caída de restos de proyectiles también afectó la tubería de una red de distribución de agua en la capital, ahondando la crisis en los servicios básicos. La realidad es cruda: no hay lugar seguro en Ucrania. Las consecuencias de la guerra se sienten en las ciudades cercanas al frente y en la lejana retaguardia. Kramatorsk, la capital administrativa de Donetsk, vive una nueva jornada de más de 14 horas sin electricidad. Los apagones, además, vienen acompañados de inestables conexiones telefónicas, creando una sensación de aislamiento y desesperación constante entre los ciudadanos.
Problemas en el frente sur
Mientras tanto, la arremetida de las tropas rusas en el frente ucraniano no cesa. Aunque la atención se ha centrado en Pokrovsk, la estratégica ciudad del sur de Donetsk asediada durante más de un año, otros sectores se han vuelto preocupantes. En la provincia de Zaporiyia, en el sur del país, las fuerzas rusas continúan intentando desplazar a los defensores ucranianos. A principios de semana, los soldados ucranianos tuvieron que retirarse de cinco posiciones. Aunque el jueves los portavoces militares intentaron transmitir cierta estabilización, las noticias de este viernes son nuevamente pesimistas. Vladyslav Voloshyn, jefe de las Fuerzas de Defensa del Sur, admitió que «la situación no es muy tranquila y, digamos, se está intensificando en algunas zonas de la línea de combate». Uno de los objetivos principales de Rusia en esta zona es expulsar a las fuerzas de defensa de Ucrania de Huliaipole, un punto clave en su estrategia.
Esta escalada de ataques y contraataques nos deja claro que el conflicto está lejos de relajarse, con Ucrania demostrando su capacidad para golpear en la retaguardia enemiga, mientras Rusia responde con toda su fuerza, afectando duramente a la población civil.
Fuente original de la información: ABC – Miriam González
Créditos de la imagen: X / @ZelenskyyUa