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Lo que el árbitro no vio en el Villarreal-Betis y pudo cambiarlo todo

Lo que el árbitro no vio en el Villarreal-Betis y pudo cambiarlo todo Lo que el árbitro no vio en el Villarreal-Betis y pudo cambiarlo todo ¡Vaya partido vivimo...






Lo que el árbitro no vio en el Villarreal-Betis y pudo cambiarlo todo

Lo que el árbitro no vio en el Villarreal-Betis y pudo cambiarlo todo

¡Vaya partido vivimos entre el Villarreal y el Betis! Un encuentro que nos dejó al filo del asiento hasta el último segundo y que, como suele pasar en nuestro querido fútbol, estuvo sazonado con una dosis de drama arbitral que no podemos pasar por alto. El Betis, con una garra impresionante, logró rescatar un punto vital en su visita al Estadio de la Cerámica, demostrando una capacidad de reacción digna de enmarcar. Pero más allá del empate agónico, hay una jugada que, para muchos, pudo haber cambiado por completo el rumbo del choque y que sigue dando de qué hablar.

Imaginen la escena: un equipo que ve cómo el marcador se le pone en contra con un 2-0, pero que lejos de bajar los brazos, saca fuerzas de flaqueza para buscar la épica. En ese ambiente de tensión y adrenalina, surge una acción que encendió todas las alarmas en el bando bético y provocó un torbellino de protestas: un posible penalti sobre Giovani Lo Celso. Un lance que, si se hubiera señalado, habría significado una oportunidad de oro para los verdiblancos de acercarse en el marcador mucho antes y con un disparo desde los once metros. ¿Fue penalti? Esa es la pregunta del millón que aún resuena en los pasillos de Heliópolis.

El epicentro de la polémica: Lo Celso en el área

Todo ocurrió en el área del Villarreal, ese lugar donde los sueños se forjan o se desvanecen en cuestión de segundos. Giovani Lo Celso, uno de los futbolistas más desequilibrantes del Betis y con una visión de juego espectacular, se internó con peligro. La jugada fue un cúmulo de lances que culminaron con el argentino en el suelo. Primero, un agarrón evidente de Pau Navarro que pareció desestabilizarlo. Justo después, y ya con Lo Celso buscando el control, una entrada de Rafa Marín que provocó su caída. El balón se perdió, y con él, la oportunidad de disparo clara para Lo Celso.

La reacción fue instantánea. Lo Celso se quedó tendido, lamentándose y protestando con vehemencia. Su frustración era palpable. No era para menos; en un momento clave del partido, sintió que había sido frenado de forma ilícita. Desde el banquillo bético y en el campo, las quejas no se hicieron esperar. Jugadores como Héctor Bellerín se acercaron al árbitro, Hernández Maeso, para reclamar la acción con insistencia, intentando hacerle ver la trascendencia de lo ocurrido. Sin embargo, la decisión del colegiado fue firme: no hubo infracción que mereciera la pena máxima.

La decisión del árbitro y la ausencia del VAR

Lo que agrava la polémica es la inacción del VAR. En una era donde la tecnología se supone que está para corregir errores flagrantes y asegurar la justicia deportiva, sorprende que desde la sala VOR, donde se encontraba Pablo González Fuertes, no se avisara a Hernández Maeso para que revisara la jugada en el monitor a pie de campo. Es cierto que el protocolo del VAR establece que no se intervendrá a menos que se trate de un error claro y manifiesto, y en este caso, se consideró que la decisión inicial del árbitro en el campo era suficiente y correspondía a su criterio.

Pero la percepción, y la repetición televisiva, muestran una secuencia compleja. El agarrón a Lo Celso fue una realidad, y es ahí donde muchos ven el inicio de la cadena de eventos. Aunque la posterior caída del argentino pudo ser interpretada por el árbitro como «exagerada» –una razón para no pitar que suele generar mucha controversia–, la sensación de que hubo un contacto previo que impidió a Lo Celso armar su disparo es innegable. Si el agarre inicial hubiera sido la clave, la jugada podría haber tomado un cariz completamente diferente.

Reacciones y el sabor agridulce del empate

A pesar del punto conseguido gracias al doblete providencial de Antony, que logró igualar el marcador en el tiempo de prolongación, la jugada del posible penalti no pasó desapercibida para el beticismo ni para los propios protagonistas. Es una de esas acciones que se recuerdan y que alimentan el debate sobre la actuación arbitral. Si bien el técnico Manuel Pellegrini optó por la prudencia en sus declaraciones post-partido, evitando entrar en valoraciones sobre la acción, otros no fueron tan discretos.

Uno de los que no dudó en expresar su opinión fue el centrocampista Pablo Fornals, cuyo lamento reflejó el sentir de muchos en el vestuario. «Yo me creo a mi compañero, si protesta después de tener una acción de disparo es por algo. Pero ahora hay tecnologías para verlo y no lo han decidido así», sentenció Fornals, poniendo el dedo en la llaga sobre la eficacia del VAR en momentos cruciales. Sus palabras resumen a la perfección esa sensación de impotencia cuando la tecnología que debería ayudar, decide no intervenir.

Esta jugada se suma a una lista de acciones polémicas que el Betis ha vivido en el Estadio de la Cerámica a lo largo de los años. Sin embargo, el esfuerzo y la resiliencia mostrada al remontar un 2-0 para conseguir un empate heroico, hacen que este episodio pueda quedar parcialmente eclipsado por la alegría del punto. Aun así, la pregunta persiste: ¿habría sido diferente el partido si aquel penalti se hubiera señalado? Es una incógnita que, como muchas en el fútbol, quedará para el debate eterno entre aficionados y expertos. Lo que está claro es que el Betis demostró un espíritu indomable que les permitió arrancar un valioso empate, pese a la controversia arbitral.

Fuente original de la información: ABC –

Créditos de la imagen: EFE

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