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Lo que Quique González no esperó de la música de hoy

Lo que Quique González no esperó de la música de hoy Lo que Quique González no esperó de la música de hoy En el vibrante corazón de Malasaña, tuvimos la oportun...






Lo que Quique González no esperó de la música de hoy

Lo que Quique González no esperó de la música de hoy

En el vibrante corazón de Malasaña, tuvimos la oportunidad de sentarnos a charlar largo y tendido con uno de los compositores patrios más queridos y respetados. Desde aquel ya lejano ‘Salitre 48’, Quique González se ha ganado a pulso un lugar privilegiado en la escena musical, y en su compañía descubrimos a un artista reflexivo, apasionado y con una visión muy particular sobre la música de hoy.

Quique se confiesa un músico de club, un guerrero de las salas pequeñas, donde la cercanía con el público crea una magia inigualable. Para él, es crucial apoyar estos espacios: «Si queremos cuidar a la cantera que está empezando y que quiere abrirse camino, deberíamos estar obligados a cuidar, mantener y proteger las salas, porque ahí es donde empieza todo», subraya con una convicción que resuena con fuerza. Sin embargo, también disfruta ahora el ambiente de los teatros, donde el silencio y la atención del público permiten que sus canciones se respiren de otra manera.

El desafío de la sobreinformación en la era digital

Uno de los temas que más le preocupa y, en sus propias palabras, le abruma y frustra, es el exceso de información que vivimos. En un mundo donde todo sucede a una velocidad vertiginosa, asimilar y procesar la constante avalancha de datos y novedades musicales se convierte en una tarea casi imposible. Esta saturación impacta directamente en cómo la gente consume y se relaciona con la música, una reflexión profunda que nos invita a detenernos y valorar cada pieza que llega a nuestros oídos.

Cuando se sumerge en el proceso creativo, Quique busca la profundidad, el arreglo perfecto, la chispa que dé vida a algo verdaderamente nuevo. Su aspiración es crear canciones y discos que resistan el paso del tiempo, que dentro de una década sigan resonando con la misma vigencia y magia. Es un compromiso con la calidad y la atemporalidad, una búsqueda de la esencia que lo ha caracterizado desde sus inicios.

La importancia del equipo y la visión compartida

Quique González valora enormemente a su equipo, desde su productor actual, Toni Brunet, hasta los músicos que lo acompañan. A lo largo de su carrera ha tenido el privilegio de trabajar con talentos como Carlos Raya, Ricky Faulkner y Brad Jones. Para él, colaborar con otros artistas es un reto constante que enriquece su obra: «También supone un reto trabajar con gente que haga sonar mis canciones de una manera en la que yo no había pensado», declara, mostrando una mente abierta a nuevas perspectivas.

‘1973’: Un título con historia y sentimiento

El título de su disco, ‘1973’, no es casualidad. Quique explica que fue una decisión estética, la oportunidad de usar una cifra que nunca antes había empleado. Aunque recuerda haber colaborado en un disco titulado ‘1973’ con un grupo vasco ya extinto, este nuevo trabajo tiene un significado más profundo y coral. Habla de un «nosotros», una generación de los 60, 70 u 80, conectada por un amor común a la música de los años 70, su década favorita. Barajó otros nombres como ‘La caja de herramientas’ o ‘Coleccionistas’, pero la rotundidad y la estética de ‘1973’ lo conquistaron.

Lejos de la nostalgia, este álbum es una mirada retrospectiva con cariño. Quique no se considera nostálgico, aunque sí sentimental, y prefiere mirar hacia adelante basándose en las vivencias del pasado. El disco es un reflejo de cómo su generación enfrenta el presente y el futuro, con la sabiduría adquirida a lo largo de los años.

El oficio de las letras: arte y equilibrio

Quique siempre ha cuidado sus letras, pero en ‘1973’ dedicó aún más horas a perfeccionarlas, buscando rascar en lo más profundo de los textos. Sus letras a veces son costumbristas, narrando historias cotidianas, mientras que otras son más crípticas y visuales. En este disco, ha logrado un equilibrio fascinante entre la oscuridad y la narración explícita, mostrando la versatilidad de su pluma.

Inspiraciones y referentes musicales

Aunque es un confeso amante de la música americana, Quique González también se deleita con las propuestas contemporáneas. Nos confesó su admiración por el disco ‘Twilight Override’ de Jeff Tweedy, al que considera el mejor álbum triple de la historia. Otros artistas que son referencia constante en su vida y en la de su equipo (Toni Brunet y Raúl Bernal) son:

  • Joe Henry: Sus últimos trabajos son una fuente inagotable de inspiración.
  • Adrianne Lenker: El disco de la cantante de Big Thief es, en sus palabras, una «joya».
  • Gorka Urbizu: Su reciente ‘Hasiera Bat’ (2024) ha fascinado al equipo.
  • Jero Romero: Las nuevas canciones del artista son muy apreciadas por Quique.
  • John Mellencamp: Un clásico que siempre ha adorado, especialmente sus discos más íntimos y acústicos producidos por T-Bone Burnett.

El poder vigente de la música en un mundo cambiante

Quique reflexiona sobre el poder de la música en la actualidad. Si bien reconoce que no tiene la misma capacidad de movilización global que en los años 60, cuando canciones como ‘Blowin’ in the Wind’ de Bob Dylan se convertían en auténticos símbolos de movimientos sociales, cree que sigue siendo fundamental en círculos más pequeños. Antes, el tiempo sobraba, pero los discos eran escasos. Nos comprábamos uno, lo asimilábamos profundamente, lo hacíamos parte de nuestra vida. Ahora, el panorama es el opuesto: tenemos acceso ilimitado a todos los discos del mundo, pero carecemos del tiempo para digerirlos, para darles la oportunidad de conmovernos. La cantidad ingente de lanzamientos cada viernes hace que sea casi imposible dedicar a cada obra la atención que merece.

Multinacionales versus independencia: una elección personal

Tras haber pasado por sellos como Universal, Warner y Sony, Quique González ha optado por la independencia casi veinte años. Su experiencia le ha enseñado que, si bien las multinacionales pueden ofrecer mayores presupuestos para grabar, a menudo lo compensan con porcentajes sobre los conciertos de los artistas. «Lo que te dan por un lado, te lo quitan por otro», explica con franqueza. Para él, a estas alturas de su carrera, una multinacional no podría ofrecerle nada que lo beneficie o apoye su proyecto. Autoeditarse le ha ahorrado «muchos dolores de cabeza y mucho encabronamiento», permitiéndole mantener el control total de su música. A pesar de seguir teniendo buenos amigos en la industria, considera que las grandes corporaciones no tienen nada que ofrecerle, más allá de problemas, y tampoco cree que estén interesados en su propuesta.

Fuente original de la información: ABC –

Créditos de la imagen: Miguel de las Heras

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