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Por qué el ejército ignora los ataques en Cisjordania

Por qué el ejército ignora los ataques en Cisjordania Por qué el ejército ignora los ataques en Cisjordania La tensión en Cisjordania se ha disparado, alcanzand...






Por qué el ejército ignora los ataques en Cisjordania

Por qué el ejército ignora los ataques en Cisjordania

La tensión en Cisjordania se ha disparado, alcanzando niveles críticos que preocupan a la comunidad internacional. En medio de un conflicto complejo, la actuación, o la falta de ella, de las fuerzas armadas en la región ha puesto el foco en la impunidad con la que operan ciertos grupos, generando un clima de incertidumbre y desesperación para la población palestina.

Los incidentes recientes nos dibujan un cuadro sombrío de una escalada de violencia que parece no tener fin, y donde las condenas, incluso las más enérgicas, no parecen traducirse en acciones concretas. Es un tema que nos invita a reflexionar sobre la dinámica del poder y la protección de los derechos humanos en una de las zonas más delicadas del planeta.

Una Escalada de Violencia que Desafía la Concordia

Hemos sido testigos de incidentes realmente perturbadores que desafían cualquier intento de paz o estabilidad en la región. Un ejemplo claro fue la reciente incursión de un diputado ultranacionalista en un lugar de culto sagrado, la Mezquita de Abraham en Hebrón, sin respetar las tradiciones locales. Lo más llamativo de este suceso fue la presencia de militares escoltándolo, lo que para muchos ha sido interpretado como un respaldo, o al menos una tolerancia, a este tipo de provocaciones.

Poco después de este incidente, la situación se tornó aún más grave. La mezquita de Der Istiya, cerca de Nablus, fue víctima de un ataque incendiario por parte de colonos extremistas. Las paredes del templo quedaron marcadas con pintadas ofensivas, que no solo insultaban, sino que también parecían burlarse de las advertencias previas de los propios mandos militares sobre el aumento de la violencia de estos grupos. La impunidad con la que regresaron a sus asentamientos después de perpetrar el ataque es un mensaje preocupante y desalentador para quienes buscan justicia y seguridad.

Estas acciones no son hechos aislados. Se suman a un patrón de agresiones que incluyen el asalto a una empresa láctea palestina por colonos encapuchados, que dejó grandes daños materiales. Aunque se reportaron arrestos, la confianza en que se haga justicia es mínima, lo que subraya una profunda crisis institucional y de credibilidad.

La Impunidad como Patrón Preocupante

Analizando la situación, no podemos ignorar que la impunidad parece ser un factor constante. Los arrestos, cuando ocurren, a menudo terminan en medidas laxas, que distan mucho de ser un freno efectivo. Un caso paradigmático es el del colono que, tras asesinar a un activista palestino a tiros y en presencia de cámaras, fue puesto bajo arresto domiciliario, no en prisión. Esta falta de sanciones contundentes no solo fomenta la repetición de hechos violentos, sino que también erosiona la confianza en el sistema legal y en la protección de los derechos humanos.

También es desgarrador el informe de dos adolescentes palestinos que perdieron la vida por disparos de las tropas en Beit Ummar. Las autoridades militares justificaron estas muertes afirmando que se trató de una emboscada para «eliminar a dos terroristas», sin proporcionar detalles ni pruebas que respalden esta versión, generando más dudas y dolor en la población.

Condenas y Silencios Estratégicos

La comunidad internacional y diversas organizaciones de derechos humanos han sido claras y vocales en sus condenas a estos actos de violencia. Sin embargo, este clamor parece encontrar un muro de silencio por parte del gobierno. Es especialmente preocupante que algunos ministerios clave estén ocupados por individuos que provienen de los asentamientos, lo que genera un conflicto de intereses evidente al abordar la problemática de la violencia de los colonos.

A pesar de este panorama, ha habido raras condenas públicas por parte de figuras importantes. El presidente calificó los ataques de «impactantes y graves», instando a las fuerzas de seguridad a actuar con mayor decisión. De manera similar, los altos mandos militares han rechazado la violencia calificándola de «inaceptable». Sin embargo, estas declaraciones, aunque necesarias, carecen de directrices claras sobre cómo se abordará el problema o qué medidas preventivas se implementarán para evitar futuras tragedias.

La crítica de la ONU es contundente: la línea entre la violencia de los asentamientos y la violencia estatal se ha vuelto indistinguible, con la tolerancia, e incluso la cooperación, de militares en ciertas situaciones. Esta es una acusación grave que apunta directamente a la erosión del estado de derecho y a la complicidad tácita en la perpetración de la violencia.

El Contexto de Gaza y la Expansión de Asentamientos

La sombra del conflicto en Gaza ha exacerbado la situación en Cisjordania. Desde el inicio de hostilidades en Gaza, el número de víctimas palestinas en Cisjordania ha sido alarmante, con miles de desplazados internos. Uno de cada cinco fallecidos es un menor, lo que pone de manifiesto la brutalidad de la situación y la vulnerabilidad de la población civil.

La impunidad en el uso ilegal de la fuerza y los asesinatos sigue siendo una constante, a pesar de los informes y condenas internacionales. Esto se ve agravado por una política de expansión de asentamientos que no cesa, impulsada por ministros con una clara agenda en esta dirección. La aprobación de miles de unidades de vivienda en los asentamientos en los últimos años es una muestra de la voluntad política de consolidar el control sobre estos territorios, ignorando las llamadas de la comunidad internacional.

Incluso Estados Unidos, a través de su diplomacia, ha expresado preocupación, aunque sin anunciar medidas concretas. Mientras tanto, la Unión Europea ha implementado sanciones contra los colonos más violentos. Sin embargo, en Estados Unidos, estas sanciones fueron revocadas en una administración anterior, lo que demuestra la variabilidad de las políticas internacionales frente a esta problemática que se hace cada día más compleja y afecta la vida de millones de personas.

La realidad es que la anexión de facto de Cisjordania avanza a pasos agigantados. Bajo el control creciente de los colonos, la vida de la población palestina se ha vuelto considerablemente más precaria y peligrosa. La incertidumbre y la violencia son una constante en el día a día para 3 millones de personas que viven bajo esta presión, esperando que, finalmente, la justicia y el respeto por la dignidad humana prevalezcan.

Fuente original de la información: ABC – Mikel Ayestaran

Créditos de la imagen: reuters

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