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¿Qué llevó a la cumbre de Londres a derrumbarse antes de su inicio?

¿Qué llevó a la cumbre de Londres a derrumbarse antes de su inicio? La cumbre de Londres sobre Ucrania, que estaba programada para llevarse a cabo este miércole...

¿Qué llevó a la cumbre de Londres a derrumbarse antes de su inicio?

La cumbre de Londres sobre Ucrania, que estaba programada para llevarse a cabo este miércoles, se ha desmoronado incluso antes de que comenzara. Este evento, que prometía ser un punto de encuentro clave para discutir el futuro de la región, se ha visto afectado por la ausencia notable de figuras clave en la diplomacia internacional. La falta de representación de altos funcionarios, como el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, el ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, David Lammy, y representantes relevantes de Francia y Alemania, ha dejado al encuentro sin la estructura necesaria para abordar los complejos temas que surgen en el contexto de la guerra en Ucrania.

La negativa de Kiev como punto de inflexión

Sin embargo, más allá de las ausencias, el verdadero detonante que dinamitó las posibilidades de avance en las negociaciones fue la firma negativa de Ucrania a aceptar una propuesta estadounidense. Este plan estaba diseñado para obtener un reconocimiento, ya sea tácito o explícito, de la anexión rusa de Crimea, un territorio que ha sido objeto de disputa desde hace años.

La Administración de Donald Trump intentó presentar lo que catalogaron como una “oferta final” para Ucrania. Esta propuesta, que se filtra parcialmente a la prensa, estipulaba no solo el reconocimiento del control ruso sobre Crimea, sino también sobre partes del este de Ucrania, incluyendo Lugansk, áreas de Donetsk, así como territorios ocupados en Jersón y Zaporiyia.

Cambio en la relación de poder

En respuesta a esta situación delicada, Ucrania acuerda recibir garantías de seguridad respaldadas por una coalición de países europeos, principalmente el Reino Unido y Francia, aunque una notable ausencia sería la participación directa de Estados Unidos. Además, el plan contemplaba un compromiso de apoyo económico y para la reconstrucción de zonas afectadas por el conflicto. Un aspecto particularmente polémico incluía que la planta nuclear de Zaporiyia permaneciera bajo soberanía ucraniana, pero administrada por técnicos estadounidenses, lo que despertó fuertes críticas y desconfianza entre los líderes ucranianos.

Desde el principio, el presidente ucraniano Zelenski rechazó contundentemente este enfoque. Para Ucrania, aceptar estas condiciones significaría legitimar la ocupación de su territorio y validar una invasión rusa que ha ignorado el derecho internacional desde 2014. Esta propuesta fue percibida no como un puente hacia la paz, sino como un acto de rendición estratégica que dejaría a Ucrania dividida y marginada de alianzas vitales como la OTAN.

Las consecuencias diplomáticas

Ante este escenario, la respuesta fue rápida. Marco Rubio, quien originalmente iba a ser uno de los principales emisarios estadounidenses en la cumbre, luego canceló su participación, arguyendo “problemas de agenda”. Sin embargo, es evidente que su decisión estuvo ligada a la falta de avances concretos y al endurecimiento de la posición de Ucrania. La frustración en el entorno de Trump era palpable; el presidente advirtió que Estados Unidos revaluaría su rol en las negociaciones si Ucrania no mostraba una mayor “flexibilidad”.

  • Moscú se ha mostrado dispuesto a congelar el conflicto en su situación actual.
  • Esta situación consolidaría el control ruso sobre aproximadamente un 20% del territorio ucraniano.
  • Algunos círculos diplomáticos europeos han empezado a considerar alternativas pragmáticas para detener la guerra.

A pesar de que este enfoque es inaceptable para Kiev, ha comenzado a generar eco en ciertos foros diplomáticos que perciben la falta de resolución como una amenaza creciente para la estabilidad europea. Las diversas tensiones en la región, como las energéticas, la presión migratoria y el desgaste económico, han llevado a algunos sectores a contemplar opciones dolorosas pero necesarias.

El panorama de la cumbre

La cumbre, que se pensaba como un foro para desbloquear el diálogo y encontrar soluciones creativas, se ha transformado en un claro reflejo de la profunda falta de consenso entre los actores clave involucrados. Los pocos representantes que finalmente se sentarán a la mesa lo harán en un ambiente marcado por el escepticismo, sin la autoridad necesaria para tomar decisiones significativas. Así, todo apunta a que el encuentro no convergerá en una reconciliación de posturas, sino más bien en un intercambio de opiniones ya conocidas y la confirmación de que las distancias entre las partes se han mantenido inalteradas.

En un contexto donde se tenía la esperanza de avanzar, la cumbre de Londres se ha convertido en un recordatorio del complicado y tumultuoso estado de las relaciones internacionales en torno a Ucrania. La falta de un diálogo efectivo pone de relieve la necesidad de un replanteamiento profundo sobre cómo abordar esta crisis que afecta no solo a Ucrania, sino a toda Europa.

Fuente original de la información: ABC – Ivannia Salazar

Créditos de la imagen: EFE

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