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Sara Sorribes y lo que descubrió su ausencia de las pistas

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Sara Sorribes y lo que descubrió su ausencia de las pistas

Sara Sorribes y lo que descubrió su ausencia de las pistas

¡Atención, melómanos y amantes del deporte! Hoy en Vinyl Station Radio nos adentramos en una historia de autoconocimiento y valentía que va más allá de las canchas de tenis. La tenista española Sara Sorribes, nos comparte su increíble viaje de pausa, introspección y un regreso a las pistas cargado de una nueva perspectiva. Después de meses difíciles, Sara vuelve con una fuerza interior renovada, demostrando que a veces, parar es el mayor de los avances.

Imaginemos una escena: Sara peloteando en una cancha con su madre. El balón va y viene con potencia, pero lo que realmente resalta es la relajación, la ilusión y las risas en su rostro. Parece una escena cotidiana, feliz. Sin embargo, hace apenas unas semanas, la misma situación era impensable. Sorribes no aguantaba ni tres minutos en la pista. Una realidad que la llevó a plasmar sus sentimientos en un texto manuscrito desolador: «Sufro desde hace meses dentro de una pista de tenis». Este testimonio honesto fue la punta del iceberg de un proceso personal profundo que hoy nos permite conocer a una Sara más completa y consciente.

El Grito Silencioso de una Campeona

A pesar de un palmarés que incluye victorias en Madrid, un bronce olímpico y títulos en Bogotá, algo no encajaba. Sara nos confiesa que no quería jugar, no quería entrenar. Para alguien que ha vivido el tenis con una pasión desbordante, esta desconexión era devastadora.

Inicialmente, intentaba justificar su desmotivación con la distancia de los torneos en Estados Unidos, Asia o Australia. Pero la verdad golpeó más fuerte cuando ni siquiera la emoción de los Juegos Olímpicos pudo ocultar su malestar. El punto de inflexión fue el torneo de Madrid, donde una simple sesión de entrenamiento de hora y media se convirtió en una barrera insuperable. «Ahí dije, ‘ya no te sirve'», recuerda. Su cabeza y su cuerpo ya no rendían, a pesar de que su sonrisa habitual intentara disimularlo.

El Miedo a lo Desconocido y el Vértigo de la Incertidumbre

La decisión de parar no fue fácil. El miedo a lo desconocido, a no saber quién eres fuera de la cancha, es un gigante que muchos deportistas de élite deben enfrentar. «Llevas haciendo 28 años una cosa, soñando con una cosa, y vas viendo que no…». Esta es la cruda realidad de quien ha dedicado su vida entera a un solo camino. Sara intentaba cada día con ilusión, pero al cabo de diez minutos de entrenamiento, su cuerpo y mente se negaban. No podía.

La culpa también hizo su aparición, susurrándole «¿Qué floja, por qué no has aguantado más?». Sin embargo, fue precisamente en este punto donde comenzó un cambio de perspectiva crucial. La tenista castellonense subraya la necesidad de abandonar la autoexigencia extrema y permitirse ser persona. «Es muy difícil el deporte de élite. Permítete ser persona. Acéptate. ¿Puedo parar? Claro que sí. Y no pasa nada. Soy supervaliente por querer escucharme».

El Invaluable Apoyo y la Dificultad de la Reflexión en la Élite

Contrario a lo que pudiera pensarse, el apoyo de su equipo y patrocinadores fue fundamental. Sus entrenadores, Silvia Soler y Paco Fogués, lejos de presionarla, la ayudaron a frenar cuando quiso volver demasiado pronto. Paco, incluso, se emocionó al saber de su decisión, confirmando que siempre habían priorizado a la persona sobre la atleta.

Sorribes reflexiona sobre la velocidad vertiginosa del tenis, un entorno que apenas deja espacio para la introspección. «Es difícil darse cuenta mientras uno está dentro», comenta. Incluso con psicólogos y terapias, el ruido de la competición puede ensordecer la voz interior. Para Sara, el tenis es importante, sí, pero descubrió que «no es nuestra vida».

Un Viaje Interior: Descubriendo a Sara, la Persona

El parón le brindó la oportunidad de mirarse, escucharse y entenderse. En terapia, se dio cuenta de la acumulación de factores que la llevaron al límite. Esta pausa le permitió trabajar cada uno de ellos, poco a poco. El aprendizaje más significativo fue entender que el tenis no la define por completo. «A mí me gusta mi vida fuera del tenis. Y eso creo que es difícil de encontrar”.

Durante este tiempo descubrió cosas esenciales. «Descubrí que soy Sara. Y que me caigo bien. Es muy importante estar bien con uno mismo». Anteriormente, no había tenido el tiempo para reflexionar sobre quién es, cómo es o qué desea realmente. Este fue un despertar fundamental.

El Duro Comienzo del Adiós y el Reencuentro con el Tenis

Los primeros días sin raqueta fueron desafiantes. Una simple carrera de siete minutos era su límite. Un mes después de parar, en un intento de pelotear con su madre, Manoli, tuvo que retirarse a los tres minutos, lidiando con un ataque de ansiedad. En ese momento, la idea de volver parecía casi imposible, un 90-10 en contra.

La posibilidad de un ranking protegido, ya experimentado por una lesión en el pie, le dio una pequeña esperanza, aunque confiesa que si no fuera por el buen hacer de su madre conservando sus cosas, la vuelta habría sido mucho más complicada.

Sara confiesa haber sufrido mucho el tenis, llegando incluso a sentir que lo odiaba, especialmente por los ataques de ansiedad que la abordaban en la pista y por las noches. «Yo tenía mucho miedo a la sensación de entrar en la pista y volver a sentir esos ataques de ansiedad».

Aprendizaje Constante y una Fortaleza Renovada

Lejos de los estereotipos de autoexigencia del deportista de élite, Sara aboga por un refuerzo positivo y por aprender a darse cariño. La terapia, las conversaciones con gente que le aporta y la necesidad de entender el porqué de las cosas, han sido sus pilares en este proceso.

Hoy se siente mucho más fuerte. Este año ha sido un aprendizaje brutal, el tiempo para ella ha sido de oro. El Camino de Santiago sola, aprender a tocar el piano, practicar yoga, pasar tiempo con su familia y amigos… estas experiencias han sido cruciales. «Llevo menos mochilas, menos cargas, menos piedras y eso te hace poder moverte diferente», afirma.

La tenista ha aprendido a convivir con la soledad y a no agobiarse por el pensamiento constante. La lectura, la música a través del piano y nuevas actividades, le han permitido desconectar y disfrutar de su tiempo. La clave de todo: ahora el tenis no la define. Esto le otorga la libertad de equilibrar su vida y avanzar con una nueva perspectiva.

El Regreso con Ilusión y Consciencia

A principios de septiembre, el deseo de volver a entrenar comenzó a manifestarse. Físicamente, se sentía bien gracias a su constancia durante el parón. Ahora, a mediados de octubre, respira a pleno pulmón y con la alegría de volver a disfrutar del tenis. «Creo que este parón ha venido en el momento ideal. Si hubiese venido más tarde no hubiese sido capaz de darle la vuelta».

Para Sorribes, esta ha sido una de las mejores decisiones de su vida. Le permite seguir disfrutando del tenis con una ilusión renovada. El tenis ahora es «algo precioso que me ha ayudado a crecer muchísimo como persona». Sus miedos no han desaparecido del todo, pero ha aprendido a gestionarlos, a no juzgarse con tanta dureza. Será una Sara diferente la que pise la pista: «Ahora va a jugar Sara. Juego por mí».

La tenista de Vall d’Uxó, cuya pista central en su club lleva su nombre, desprende una calma contagiosa. Rodeada de montañas y aire puro, en su localidad natal, ha encontrado la paz para abrirse y compartir su intimidad. Con una sonrisa cálida, Sara Sorribes demuestra que detrás de cada deportista de élite, hay una historia de lucha y superación que resuena con la vida misma. Su experiencia es un himno a la valentía de parar, de escucharse y de, finalmente, volver más fuerte, más auténtica, más Sara.

Fuente original de la información: ABC – Laura Marta

Créditos de la imagen: Lucía Ramírez

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