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Así es como Kiev ahoga la financiación de la guerra de Putin

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Así es como Kiev ahoga la financiación de la guerra de Putin

Así es como Kiev ahoga la financiación de la guerra de Putin

¡Prepárense para una dosis de adrenalina y estrategia! En el siempre cambiante panorama geopolítico, Ucrania ha vuelto a demostrar que la innovación y la persistencia pueden doblar la mano incluso a los gigantes. En un movimiento audaz y estratégico, la nación ha lanzado una serie de ataques con drones de largo alcance que están golpeando donde más duele: la infraestructura energética de Rusia. No hablamos de pequeños roces; hablamos de impactos directos al corazón de la maquinaria económica rusa, esa que financia sus operaciones bélicas.

El Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) ha desplegado una ofensiva sin precedentes, utilizando drones que alcanzan distancias impresionantes. Estos ataques no solo buscan infligir daño material, sino también enviar un mensaje claro y contundente al Kremlin: nadie está fuera de su alcance cuando se trata de defender la soberanía.

La ofensiva de los drones: golpeando el corazón petrolero de Rusia

Objetivo: ¡infraestructura crítica!

Imaginen una refinería de petróleo, una de las más grandes de todo el país, situada a 1.400 kilómetros del frente. Pues bien, la planta petroquímica de Gazprom Neftekhim Salavat, en la república rusa de Bashkortostán, ha sido escenario de no uno, sino dos ataques con drones en menos de una semana. Este doble golpe es una prueba irrefutable de la creciente capacidad y alcance de los vehículos aéreos no tripulados ucranianos. Es como si el SBU tuviera un mapa de blancos prioritarios, y cada punto estratégico en ese mapa estuviera siendo marcado con precisión quirúrgica.

Pero la acción no se detuvo ahí. La misma mañana, otras instalaciones vitales fueron alcanzadas. Las estaciones de bombeo de petróleo de Kuzmichi-1 y Zenzevatka, esenciales para el transporte de crudo en la provincia de Volgogrado, también recibieron la visita inesperada de estos ingenios voladores. Poco después, las redes sociales rusas se encendieron con informes de explosiones en la ciudad portuaria de Novorossiysk, un ataque que impactó directamente una oficina del Consorcio del Oleoducto del Caspio, una entidad que gestiona una infraestructura energética clave.

Y si eso no fuera suficiente para estremecer los cimientos económicos, un día antes, la procesadora de gas de Astracán, un complejo químico de gas que se considera uno de los más grandes del mundo, tuvo que detener su producción debido a un incendio. ¿La causa? Un ataque de drones. Las fuentes especializadas han confirmado que los daños afectaron a una unidad de producción con una capacidad de tres millones de toneladas métricas al año, crucial para la producción de gasolina y diésel. En otras palabras, la gasolina con la que se mueven los tanques rusos y la energía que impulsa su economía están directamente amenazadas.

Una estrategia sostenida y sus repercusiones en el terreno

El impacto en la economía y la moral

Esta campaña de drones no es algo nuevo; ha estado en marcha desde agosto pasado. Hasta la fecha, 16 de las 38 refinerías de Moscú han sido alcanzadas. Esta estrategia marca un punto de inflexión. Si bien en marzo se había llegado a una especie de acuerdo tácito para limitar ataques a los sistemas energéticos mutuos, la realidad del conflicto ha impuesto otra agenda. El presidente ucraniano ha sido claro y contundente: los ataques no cesarán. Su visión es sencilla: si Ucrania logra igualar el número de drones enviados por Rusia, la escasez y la pérdida de combustible se harán sentir de forma devastadora. Y parece que esa visión se está haciendo realidad.

Los números no mienten. A finales de agosto, la capacidad de refinación de petróleo rusa ya había sido recortada en un 17%, lo que equivale a la friolera de 1.1 millones de barriles diarios. Esto ha provocado una escasez de gasolina en al menos 20 regiones rusas, incluyendo los territorios ocupados y la península de Crimea. El resultado directo lo vemos en el aumento de precios y en la prohibición gubernamental de exportar gasolina hasta finales de octubre. Aunque por ahora no hay informes de escasez de diésel, esencial para las tropas rusas, es solo cuestión de tiempo si esta ofensiva continúa.

Volodímir Zelenski lo resumió perfectamente a principios de septiembre: «las sanciones más efectivas, las que funcionan con mayor rapidez, son los incendios en las refinerías, terminales y depósitos de petróleo de Rusia». Esta táctica, según los analistas, está demostrando ser más eficaz que muchas de las medidas diplomáticas y económicas tradicionales, especialmente cuando estas últimas no logran concretarse con la rapidez deseada.

Desafíos diplomáticos y un giro inesperado

Las cumbres y la retórica cambiante

Mientras los drones de Ucrania hacen su trabajo en la retaguardia rusa, la batalla diplomática sigue su curso, no siempre con los resultados esperados. A pesar de los ataques masivos que Rusia sigue lanzando, Zelenski ha tenido dificultades para asegurar un compromiso firme de figuras políticas clave, como el expresidente estadounidense Donald Trump. Recientemente, Zelenski se reunió con Trump en Nueva York, buscando posiblemente impulsar sanciones más severas contra Rusia y garantías de seguridad a largo plazo para Ucrania. Sin embargo, estos objetivos no se materializaron de la forma esperada.

Lo más notable de esa reunión fue un cambio en el discurso de Trump, quien, para sorpresa de muchos, alabó el coraje de Zelenski y la maltrecha economía rusa. Incluso sugirió que Ucrania, con el apoyo de la Unión Europea, podría recuperar sus territorios ocupados. Esto ha sido interpretado como un «giro» en su posición, aunque el papel de Washington se limitaría, según él, a vender armas a la OTAN para la defensa del país invadido. Zelenski, pragmático, calificó estas palabras como una «señal muy positiva».

Sin embargo, fuera de los círculos políticos, la opinión es más cautelosa. Para jóvenes como Vlad, un camarero de 18 años de Kramatorsk, el mensaje de Trump «tiene muchos peros». Su escepticismo es palpable: «Solo con el apoyo de la Unión Europea no vamos a ser capaces de liberar todo el territorio. Además, tenemos claro que Trump puede cambiar de posición en cualquier momento». Esta perspectiva juvenil resalta la incertidumbre que aún planea sobre el apoyo internacional y la necesidad de acciones concretas más allá de las palabras.

En resumen, mientras la danza diplomática continúa con sus altibajos, Ucrania ha tomado las riendas con una estrategia audaz y eficaz, utilizando los cielos como su campo de batalla para atacar directamente las arterias financieras de su adversario. La tensión es palpable, y el mundo observa cómo esta guerra de drones redefine las reglas del conflicto moderno.

Fuente original de la información: ABC – Miriam González

Créditos de la imagen: REUTERS

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