El genio brasileño que convirtió el sonido en música ha muerto

El genio brasileño que convirtió el sonido en música ha muerto
El mundo de la música llora la partida de una de sus figuras más audaces e innovadoras. Hermeto Pascoal, el incomparable compositor y multiinstrumentista brasileño, nos ha dejado a los 89 años de edad. Este artista, que redefinió los límites del sonido y la melodía, partió al plano espiritual, dejando un legado inmenso que continuará resonando en cada rincón del universo musical.
La noticia de su fallecimiento fue revelada por su familia, a través de un emotivo comunicado que refleja la esencia de su espíritu. «Con serenidad y amor, comunicamos que Hermeto Pascoal hizo su transición al plano espiritual, rodeado de su familia y de compañeros de música. En el momento exacto de su partida su grupo estaba en el escenario, como a él le gustaría: haciendo sonido y música», rezaba el mensaje. Una despedida digna de un maestro que vivió y respiró música hasta su último aliento. La familia, en un acto de respeto a su filosofía, invitó a no caer en la tristeza y a encontrar la música en cada detalle de la vida: en el viento, los pájaros, el agua, en todo aquello que, para Hermeto, era una orquesta interminable.
El Adiós de un Visionario
El genio brasileño fue trasladado a Brasil tras sentirse indispuesto durante su gira por el Reino Unido. La confirmación oficial de su deceso llegó desde el Hospital Samaritano Barra de Río de Janeiro. Según el comunicado del centro médico, Pascoal ingresó el 30 de agosto para recibir tratamiento por complicaciones respiratorias derivadas de una fibrosis pulmonar avanzada. A pesar de los esfuerzos, su estado se agravó, evolucionando a un fallo multiorgánico que, lamentablemente, puso fin a su extraordinaria vida.
Conocido cariñosamente en su tierra natal como «El Hechicero» y «El Genio Loco», Hermeto Pascoal no era solo un músico; era una fuerza de la naturaleza. Un artista al que las convenciones importaban poco, y cuya visión musical era tan libre como el viento. Verlo actuar era presenciar la pura alegría de la creación, la espontaneidad de un niño que convierte el mundo en su caja de resonancia. Sin embargo, detrás de esa aparente simplicidad, se escondía una seriedad y una dedicación profundas. La música no era solo su pasión o su profesión, era su propia forma de existir, su lenguaje universal.
Un Universo de Sonidos
A lo largo de su prolífica carrera, Hermeto Pascoal compuso más de 2000 piezas instrumentales, muchas de ellas desafiando las estructuras tradicionales con compases y armonías poco convencionales. Además, orquestó y arregló cientos de canciones para otros artistas. Su genio no pasó desapercibido para titans del jazz como Miles Davis, quien lo apodaba cariñosamente «el albino loco» y lo describió como «uno de los músicos más importantes del planeta». ¡Un verdadero reconocimiento de un maestro a otro!
Pero su singularidad no terminaba en la composición o en la ejecución magistral de prácticamente cualquier instrumento. Pascoal era un mago del sonido que utilizaba todo lo que estaba a su alcance para crear música. Desde juguetes y botellas hasta muebles y herramientas, pasando por animales vivos, el murmullo del agua, e incluso su propia barba. Para Hermeto, cada elemento del mundo tenía un sonido, y cada sonido tenía el potencial de convertirse en música.
De los Orígenes a la Fama Mundial
Hermeto Pascoal Oliveira da Costa nació el 22 de junio de 1936 en Olho d’Água das Flores, una pequeña localidad rural en el estado de Alagoas. Desde temprana edad, su albinismo le impidió trabajar en el campo debido a la sensibilidad al sol. Este ‘impedimento’ se convirtió en una bendición disfrazada, pues le permitió dedicarse en cuerpo y alma a la música. De forma autodidacta, aprendió a tocar el acordeón y la flauta, dominándolos a la perfección a los siete años. Con apenas diez, ya animaba bailes y bodas, y a los catorce, fue reclutado por una banda de radio en Recife.
Su búsqueda musical lo llevó a Río de Janeiro a finales de los años cincuenta, donde se sumergió en el jazz y se presentó en clubes nocturnos. Allí añadió el piano y el saxofón a su repertorio, y en 1964, se unió al renombrado Quarteto Novo. El gran salto internacional ocurrió en 1969, cuando viajó a Estados Unidos. Dos años después, lanzó su primer álbum como líder, con colaboraciones de figuras estelares como el bajista Ron Carter, y su influencia llegó incluso a Miles Davis, quien incluyó tres de sus composiciones —’Igrejinha’, ‘Nem Um Talvez’ y ‘Selim’— en su icónico álbum ‘Live-Evil’.
Su música trascendió fronteras y géneros, siendo interpretada y grabada por artistas de la talla de Cannonball Adderley, Gil Evans, John McLaughlin y el célebre Kronos Quartet. A pesar de su éxito internacional, Hermeto siempre tuvo un fuerte vínculo con su tierra, regresando a Brasil para formar su propia banda, mezclando jazz, bossa nova y folk brasileño. En sus giras nacionales, gigantes del jazz como Stan Getz, Dizzy Gillespie o Chick Corea lo invitaban con frecuencia a compartir escenario, rindiendo tributo a su maestría.
El Legado Inmortal de un Genio
En 1997, Hermeto Pascoal emprendió un proyecto ambicioso: componer una canción diaria durante todo un año, comenzando en su cumpleaños, con la idea de que todo el mundo tuviera una melodía personalizada para su aniversario. Esta monumental colección, titulada ‘Calendario del Sonido’, se publicó en formato de libro y se convirtió en un tesoro codiciado por músicos y coleccionistas.
A lo largo del siglo XXI, Hermeto continuó imparable, girando por el mundo y lanzando nuevos discos, siendo su último trabajo ‘Pra voce, Ilza’ en este mismo 2024. Su inmensa trayectoria fue reconocida con tres premios Grammy Latino y varios títulos de doctor honoris causa, otorgados por prestigiosas instituciones como la Juilliard School de Estados Unidos, la Universidad Federal de Paraíba y la Universidad Federal de Alagoas.
Hermeto Pascoal fue una figura habitual en el circuito de festivales de jazz españoles, visitando este verano ciudades como San Sebastián, Almería y Zaragoza. Su partida deja un vacío inmenso, pero su espíritu «loco» y su música eterna seguirán inspirando a generaciones. Porque para Hermeto, la música no era un género, una partitura o un instrumento; era la vida misma, en cada sonido, en cada aliento, en cada instante. Y es así, escuchando el universo, como mejor podemos recordarlo y celebrar su inmortal legado.
Fuente original de la información: ABC – Nacho Serrano
Créditos de la imagen: efe