El hombre que estudió el metro de Seúl para convertirlo en un infierno

La vida en una metrópolis como Seúl transcurre a un ritmo vertiginoso, y el metro es su sistema circulatorio, el corazón que bombea a millones de personas cada día. Pero el pasado 31 de mayo, ese corazón se detuvo por un instante de terror. Un viaje rutinario en la Línea 5 se transformó en una escena de pánico y fuego, orquestada por un solo hombre con un plan devastador.
El Infierno se Desata Bajo el Río Han
Imagina la escena: estás en un vagón del metro, con otros 160 pasajeros, cruzando un túnel bajo el imponente río Han. De repente, un hombre de 67 años, identificado como Won, desata el caos. Armado con un encendedor tipo soplete y casi cuatro litros de nafta, roció el combustible por el suelo del vagón y le prendió fuego. En segundos, las llamas y el humo negro lo invadieron todo.
El pánico fue inmediato y absoluto. Mientras el tren se detenía entre las estaciones de Yeouinaru y Mapo, los pasajeros luchaban por escapar de la trampa mortal. Won, el causante de todo, aprovechó la confusión para huir por el mismo túnel que había elegido para maximizar el daño. El saldo fue desgarrador: al menos 22 personas fueron hospitalizadas con quemaduras, entre ellas una mujer embarazada que, en medio del caos, cayó directamente sobre el combustible ardiente. Otras 129 personas necesitaron atención médica por inhalación de humo y crisis nerviosas, un testimonio del terror psicológico vivido en esos minutos interminables.
Un Plan Digno de un Thriller
Lo más escalofriante de este suceso no es solo el acto en sí, sino la meticulosa planificación que hubo detrás. La Fiscalía del Distrito Sur de Seúl reveló que Won no improvisó. Este ataque fue el resultado de, al menos, diez días de preparación calculada para causar el mayor terror posible. Su método fue tan astuto como perverso:
- Adquisición sigilosa: Compró la nafta haciéndose pasar por un motociclista, una excusa perfecta para adquirir combustible en un recipiente.
- Anonimato garantizado: Pagó todo en efectivo para no dejar rastro digital y usó un casco durante sus preparativos para burlar las cámaras de seguridad.
- Estudio de campo: La noche anterior al ataque, recorrió varias de las estaciones más icónicas y concurridas de Seúl, como Gangnam y Samseong, buscando el punto débil del sistema, el lugar perfecto para su macabro plan.
- La elección del túnel: Su decisión de actuar en un túnel bajo el río no fue casual. Sabía que allí, las posibilidades de escape para los pasajeros serían mínimas y la intervención de los servicios de emergencia, mucho más compleja.
La Motivación: Entre la Humillación y la Búsqueda de Foco
¿Qué puede llevar a una persona a cometer un acto tan atroz contra desconocidos? Durante el juicio, las capas de la motivación de Won comenzaron a desprenderse. Confesó que, en parte, quería quitarse la vida, pero su declaración más reveladora fue su deseo de “convertirse en objeto de atención social”. La raíz de su ira, según la fiscalía, era una profunda frustración y sentimiento de humillación tras perder una apelación en su proceso de divorcio.
Este revés legal fue el detonante que canalizó su resentimiento hacia un acto de violencia pública. Aunque los peritajes psiquiátricos descartaron un trastorno psicótico, sí encontraron rasgos preocupantes en su personalidad: pensamiento rígido, un marcado egocentrismo y delirios de persecución. No estaba desconectado de la realidad, sino profundamente resentido con ella, y decidió hacer que el mundo pagara por su percepción de injusticia personal.
Lecciones del Pasado y la Furia del Presente
Corea del Sur ya conoce el horror del fuego en sus túneles. La tragedia podría haber sido mucho peor si no fuera por las lecciones aprendidas del devastador incendio del metro de Daegu en 2003, que se cobró 192 vidas. Desde entonces, las normativas de seguridad se endurecieron, y los vagones del metro de Seúl se fabrican con materiales ignífugos. Esta medida fue clave para evitar que el fuego se propagara con la misma velocidad y voracidad que en aquella ocasión, dando a los pasajeros unos segundos vitales para intentar escapar.
Sin embargo, esta mejora no ha calmado la indignación pública. En redes sociales y medios de comunicación, la ciudadanía ha estallado. La pregunta que resuena en toda Corea del Sur es: ¿cómo es posible que alguien pueda introducir casi cuatro litros de material inflamable en el metro sin que nadie lo detecte? El ataque ha puesto de manifiesto graves fallos en los protocolos de seguridad. Organizaciones civiles ya exigen una revisión completa de los sistemas de vigilancia y la implementación de nuevos métodos para identificar a personas en crisis emocional con antecedentes que puedan suponer un riesgo. El debate está servido: ¿hasta qué punto se puede y se debe controlar el acceso a los espacios públicos para prevenir futuras tragedias?
Mientras tanto, Won se enfrenta a la justicia. Está acusado de intento de asesinato múltiple, incendio intencional y violación de la Ley de Seguridad Ferroviaria. Todo apunta a que podría recibir la pena máxima que contempla el sistema penal surcoreano, un final contundente para el hombre que estudió el corazón de Seúl solo para intentar convertirlo en un infierno.
Fuente original de la información: ABC – Sergio Díaz Arcediano
Créditos de la imagen: Fiscalía del Distrito Sur de Seúl