⏱️ 4 min lectura

El inesperado auge de niños sicarios que estremece a Suecia

El inesperado auge de niños sicarios que estremece a Suecia En un giro alarmante de los acontecimientos, Suecia está lidiando con un problema creciente: el aume...

El inesperado auge de niños sicarios que estremece a Suecia

En un giro alarmante de los acontecimientos, Suecia está lidiando con un problema creciente: el aumento de niños sicarios que operan en las calles, en una tendencia que deja a la nación escandinava tambaleándose ante su devastadora realidad. El último incidente tuvo lugar en una barbería del centro de Uppsala, donde un joven de tan solo 16 años, identificado como Andreas Nyberg, descerrajó seis disparos contra un grupo de tres muchachos de entre 15 y 20 años.

El modus operandi de los sicarios menores

El hecho se produjo en un entorno que a primera vista parece seguro — rodeado por el ajetreo cotidiano de la ciudad— pero que esconde un trasfondo oscuro. Al llegar al lugar en un patinete eléctrico, la rapidez con la que huyó después de la balacera es un ejemplo del modus operandi que han adoptado estos jóvenes mercenarios, en muchas ocasiones reclutados a través de redes sociales por bandas de crimen organizado.

La policía sueca ya está familiarizada con este tipo de crímenes. A lo largo del último verano, un adolescente de 16 años también disparó a un compañero en un ataque brutal en Södertälje, que terminó con un saldo de víctimas muy similar. En esta ciudad, han tenido lugar más de 68 tiroteos entre 2020 y 2024, con un trágico saldo de once muertos y 18 heridos. Este fenómeno está evidenciando una guerra entre bandas por el control del tráfico de drogas, lo que ha llegado a desestabilizar por completo la percepción de seguridad en diversas áreas del país.

Un panorama preocupante

El contexto detrás de estos crímenes es escalofriante. Las bandas del crimen organizado han estado utilizando a menores para llevar a cabo sus actividades ilícitas debido a que son, en gran medida, inmunes a una culpabilidad penal. En un país de once millones de habitantes, se estima que más de 60,000 personas están conectadas de alguna manera con estos grupos criminales. Se ha vuelto habitual ver a jóvenes de tan solo once o doce años comprometidos en actividades delictivas, totalmente atrapados en un ciclo de violencia y delincuencia.

Las redes sociales como campo de reclutamiento

Las redes sociales, juegos en línea y grupos de Telegram son plataformas prolíficas para que las bandas lleguen a estos jóvenes. Muchos de ellos provienen de contextos vulnerables, enfrentando violencia en sus hogares o en sus comunidades. Las promesas de grandes recompensas (a veces hasta 13,000 euros por un asesinato) y la sensación de pertenencia son poderosos incentivos que los llevan a unirse a estas organizaciones criminales.

  • Tiroteos regulares en ciudades como Gotemburgo y Malmö.
  • Perpetradores con frecuencia son menores de edad.
  • Estrategias de intimidación y chantaje hacia empresas y particulares.

Un llamado a la acción

Ante este panorama desolador, las autoridades están tomando cartas en el asunto. Se han implementado programas de prevención en diversas ciudades, incluyendo Gotemburgo, Linköping y Södertälje. Estos proyectos están destinados a niños y adolescentes de entre ocho y 18 años que ya han tenido episodios con la ley, brindándoles un espacio seguro donde pueden reconstruir su autoestima a través de la educación y el deporte.

La Universidad de Gotemburgo está llevando a cabo una evaluación del impacto de estos programas, que tienen como objetivo cambiar la vida de estos jóvenes, al mismo tiempo que se busca reducir las tasas de criminalidad.

La lucha contra este fenómeno no solo se enfrenta a las redes de crimen organizado sino también al flujo constante de armas ilegales que entran al país desde zonas de conflicto, particularmente desde los Balcanes. Esto se ve exacerbado por el contexto socioeconómico que permite que estos grupos se dirijan a la juventud vulnerable de Suecia.

En conclusión, el auge de este fenómeno tan perturbador demuestra que hay un largo camino por recorrer para abordar las causas profundas de la violencia juvenil en Suecia. Las promesas de poder, reconocimiento y riqueza fácil son un *anzuelo* que estas bandas han lanzado a las generaciones más jóvenes, quienes requieren urgentemente un sistema de apoyo efectivo que les ofrezca un futuro más brillante.

Fuente original de la información: ABC – Rosalía Sánchez

Créditos de la imagen: REUTERS

Leer noticia original