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El mapa nuclear del mundo acaba de cambiar para siempre

El mapa nuclear del mundo acaba de cambiar para siempre El mapa nuclear del mundo acaba de cambiar para siempre Si pensabas que la amenaza de una guerra nuclear...






El mapa nuclear del mundo acaba de cambiar para siempre

El mapa nuclear del mundo acaba de cambiar para siempre

Si pensabas que la amenaza de una guerra nuclear era una reliquia polvorienta de la Guerra Fría, es hora de actualizar el software. El tablero geopolítico global está experimentando una sacudida monumental, y las alarmas están sonando con una fuerza que no se sentía en décadas. Un reciente e impactante informe del Instituto de Investigación para la Paz de Estocolmo (Sipri) lo deja muy claro: la era de la reducción de armas nucleares ha terminado oficialmente. Bienvenidos a la nueva carrera armamentista.

La noticia cae como un jarro de agua fría, confirmando lo que muchos analistas temían. En un mundo plagado de crisis, la respuesta de varias naciones ha sido volver a mirar hacia sus arsenales. Y no de cualquier manera. Estamos hablando de un rearme nuclear en toda regla, una tendencia que rompe con décadas de esfuerzos por un mundo más seguro. Como afirma Hans Kristensen, uno de los expertos detrás del informe, “la era de la reducción del número de armas nucleares en el mundo, que ha durado desde el final de la Guerra Fría hasta ahora, ha llegado a su fin”. Una declaración contundente que redefine nuestro presente y futuro.

Los números que encienden las alertas

Vamos a los datos, porque son escalofriantes. A principios de 2025, el inventario mundial se estima en unas 12.241 ojivas nucleares. De estas, aproximadamente 9.614 ya forman parte de las existencias militares listas para ser utilizadas, lo que supone un aumento de 29 respecto al año anterior. Pero el dato más preocupante es que cerca de 2.100 de estas ojivas se mantienen en estado de alerta máxima operativa, cargadas en misiles y listas para un lanzamiento casi inmediato. La gran mayoría, el 90%, pertenece a los dos gigantes de siempre: Estados Unidos y Rusia.

Sin embargo, el informe del Sipri subraya que el panorama está cambiando. La modernización es la palabra clave. Todos los países con capacidad nuclear están invirtiendo intensivamente en actualizar sus arsenales, no solo manteniendo las armas existentes, sino desarrollando versiones más nuevas y sofisticadas. El ritmo de desmantelamiento de armas viejas se ha frenado en seco, mientras que la producción de nuevo armamento se acelera. La proyección es clara: en los próximos años, por primera vez desde el fin de la confrontación entre bloques, el número total de armas nucleares en el mundo comenzará a crecer de nuevo.

¿Quiénes forman el club nuclear?

Actualmente, son nueve los países considerados potencias nucleares. La lista es un quién es quién de la política de poder global:

  • Estados Unidos
  • Rusia
  • Reino Unido
  • Francia
  • China
  • India
  • Pakistán
  • Corea del Norte
  • Israel (aunque no lo admite públicamente)

Lo preocupante es que esta lista podría no ser definitiva. Los debates sobre la disuasión nuclear se están reavivando en Europa, Oriente Medio y Asia, y países como Irán muestran avances en sus programas que inquietan a la comunidad internacional. La idea de que tener la bomba garantiza la seguridad vuelve a ganar terreno, una lógica peligrosa que podría tentar a más naciones a unirse a este club exclusivo y mortal.

China: el nuevo gigante que redefine el juego

Si hay una novedad que rompe el molde del siglo XX, es el ascenso meteórico de China como tercera superpotencia nuclear. Durante décadas, el diálogo sobre armas nucleares estuvo dominado por Washington y Moscú. Eso se acabó. Pekín está llevando a cabo una modernización y expansión de su programa nuclear a una velocidad sin precedentes.

Según las estimaciones del Sipri, el arsenal chino ya cuenta con unas 600 ojivas nucleares, superando a Francia (290) y Reino Unido (225) juntos. Y su crecimiento es vertiginoso. Kristensen señala que “el arsenal nuclear de China está creciendo más rápido que el de cualquier otro país: alrededor de 100 nuevas ojivas por año desde 2023”. Esta tendencia no solo altera el equilibrio de poder en Asia, sino que introduce una variable completamente nueva en la ecuación de la seguridad global.

Tratados rotos y diplomacia en pausa

Parte del problema es que las redes de seguridad que se tejieron durante décadas para evitar el desastre se están desmoronando. En 2019, Estados Unidos abandonó el Tratado INF. Un año después, se retiró del Tratado de Cielos Abiertos, y Rusia hizo lo propio. Tras la invasión de Ucrania, Moscú también suspendió su participación en el último gran pacto de control de armas nucleares con EE. UU., el Nuevo Start.

Las conversaciones para un posible acuerdo sucesor están congeladas. Si no se alcanza una solución pronto, el tratado expirará en febrero de 2026, dejando al mundo sin ningún acuerdo que limite los arsenales estratégicos de las dos mayores potencias nucleares por primera vez en más de 50 años. El abandono de los acuerdos de control de armas ha dejado de ser un tabú para convertirse en la nueva normalidad.

Expertos como Matt Korda advierten sobre la falsa sensación de seguridad que proporcionan estas armas, señalando las recientes hostilidades entre India y Pakistán. “Existía el peligro de convertir un conflicto convencional en una crisis nuclear”, afirma, subrayando que las armas nucleares no previenen los conflictos. Es un recordatorio urgente de que, en un mundo cada vez más tenso y polarizado, la combinación de armamento nuclear y el auge de nacionalismos populistas es, como insisten desde Greenpeace, simplemente aterradora.

Fuente original de la información: ABC – Rosalía Sánchez

Créditos de la imagen: Afp

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