El plan secreto de Trump para Gaza que nadie esperaba

El plan secreto de Trump para Gaza que nadie esperaba
¡Atención, melómanos y amantes de la cultura! La Casa Blanca ha soltado una bomba informativa que podría redefinir el futuro de una de las regiones más complejas del mundo. Se trata de un ambicioso plan, orquestado por el expresidente Donald Trump, para poner fin al conflicto en Gaza. Y créannos, este no es un plan cualquiera; estamos hablando de una propuesta de veinte puntos que busca una transformación radical, combinando promesas de seguridad, paquetes económicos y una arquitectura política que no tiene precedentes en la zona.
Este documento ya ha sido presentado al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, directamente en la Casa Blanca. Con su estilo inconfundible, Trump ha posicionado a la administración estadounidense en un papel central dentro de esta transición, presentándose como el garante de un futuro donde las armas y las facciones violentas sean cosa del pasado. La urgencia es clara: la entrega de los rehenes en manos de Hamás debe ser inmediata, un punto crucial que marca la pauta de todo el acuerdo.
Un Intercambio de Rehenes y Prisioneros con Fecha Límite
Uno de los aspectos más delicados y determinantes de este plan desvelado es el intercambio de rehenes y prisioneros. La propuesta es contundente: en un plazo de apenas 72 horas tras la aceptación israelí del acuerdo, todos los rehenes, sin excepción, ya sea vivos o fallecidos, deberán ser devueltos a sus familias. Es un ultimátum que busca un impacto directo y sin dilaciones en la negociación.
Pero el intercambio no se queda ahí. A cambio de la liberación de los rehenes, Israel se compromete a una acción de gran magnitud: la liberación de 250 presos condenados a cadena perpetua y de 1.700 gazatíes arrestados después del 7 de octubre de 2023. Esta cifra incluye a todas las mujeres y niños detenidos en ese contexto. Además, el plan establece un gesto cargado de simbolismo y proporcionalidad: por cada rehén israelí fallecido cuyos restos sean recuperados, Israel entregará a los palestinos los restos de 15 gazatíes fallecidos.
Este canje masivo está meticulosamente diseñado para generar un impacto inmediato en el proceso de paz, abriendo las puertas de las cárceles israelíes y proporcionando un equilibrio que busca legitimidad tanto ante la opinión pública palestina como ante la israelí. Es un movimiento audaz que intenta sentar las bases para una confianza mútua en un panorama tan fragmentado.
Gaza sin Ocupación: La Fuerza Internacional de Estabilización
Lo que realmente rompe los esquemas en esta propuesta es la garantía explícita de que Israel no ocupará ni anexará Gaza. ¡Un giro inesperado! En vez de una presencia militar permanente, Estados Unidos coordinará con sus socios árabes e internacionales el despliegue inmediato de una Fuerza Internacional de Estabilización (ISF). Este contingente, con un claro mandato de seguridad, tendrá la misión de asegurar el territorio, capacitar y apoyar a las fuerzas policiales palestinas, y colaborar estrechamente con Egipto e Israel para sellar las fronteras y evitar cualquier tipo de contrabando de armas.
La retirada del Ejército israelí no será un evento único, sino un proceso gradual, vinculado a hitos de desmilitarización que serán supervisados por monitores independientes. La idea es asegurar una transición ordenada y segura. Y quizás lo más importante para la población civil: se garantiza que nadie será desplazado forzosamente. El plan subraya que “nadie será forzado a dejar Gaza, y quienes lo deseen podrán salir y regresar libremente”. Washington apuesta por incentivar la permanencia en el territorio, prometiendo una reconstrucción masiva, una apertura comercial sin precedentes y la creación de miles de empleos. Pensando a lo grande, se anuncia un programa de desarrollo económico especial, con una zona franca y ventajas arancelarias, inspirado en el exitoso modelo de ciudades-estado del Golfo.
La Ineludible Exclusión de Hamás y la Nueva Gobernanza
Un pilar fundamental e innegociable de este plan es la exclusión absoluta de Hamás y de cualquier otra facción armada de la vida política y administrativa de Gaza. El documento es tajante: prohíbe su participación “directa, indirecta o de cualquier forma” en el futuro del enclave. Esto incluye la destrucción total de túneles, arsenales y fábricas de armamento, todo bajo un meticuloso proceso de desmilitarización supervisado y financiado a nivel internacional.
Durante la crucial etapa de transición, Gaza será gobernada por un comité palestino tecnocrático y apolítico, un órgano que contará con el respaldo de expertos internacionales. Este comité se encargará de la gestión de los servicios públicos y del día a día de la población, velando por su bienestar. La supervisión correrá a cargo de una innovadora entidad internacional, la «Junta de la Paz», que estará presidida por el propio Donald Trump e integrada por líderes internacionales de peso, incluyendo al ex primer ministro británico Tony Blair. El objetivo, según el texto, es “crear una administración moderna, eficiente y atractiva para la inversión”, un verdadero game changer para la región.
Los Veinte Puntos Clave del Plan
Este ambicioso plan se estructura en veinte puntos esenciales, diseñados para un cambio profundo:
- Gaza será una zona desradicalizada y libre de terrorismo.
- Será reconstruida en beneficio de su población.
- Si ambas partes aceptan, la guerra terminará de inmediato.
- En 72 horas tras la aceptación israelí, todos los rehenes serán devueltos.
- Israel liberará a 250 presos con cadena perpetua y a 1.700 gazatíes detenidos post-7 de octubre.
- Los miembros de Hamás que entreguen sus armas y se comprometan a la paz recibirán amnistía.
- Se enviará ayuda humanitaria de inmediato a la Franja.
- La ayuda se distribuirá sin interferencia, a través de organismos internacionales.
- Gaza será gobernada por un comité palestino tecnocrático y apolítico.
- Un plan económico de desarrollo impulsado por Trump revitalizará Gaza.
- Se establecerá una zona económica especial con tarifas preferenciales.
- Nadie será obligado a abandonar Gaza; se incentivará la permanencia.
- Hamás y otras facciones no tendrán ningún rol en el gobierno.
- Toda infraestructura militar y ofensiva será destruida.
- Socios regionales garantizarán el cumplimiento de las obligaciones.
- Estados Unidos creará una Fuerza Internacional de Estabilización (ISF).
- Israel no ocupará ni anexará Gaza.
- Si Hamás se niega, el plan se implementará en zonas libres de terrorismo.
- Se establecerá un diálogo interreligioso para fomentar la tolerancia.
- La reconstrucción y reformas abrirán el camino hacia la autodeterminación y el Estado palestino.
La Casa Blanca lo tiene claro: este no es solo un plan para un alto el fuego y un intercambio de prisioneros. Es una auténtica hoja de ruta hacia un “nuevo Gaza”, desradicalizado, sin capacidad ofensiva y enfocado por completo en el desarrollo económico y la prosperidad. Se proyecta que, si la Autoridad Palestina cumple con sus reformas internas, se abrirían por fin las puertas a un proceso de autodeterminación y, eventualmente, a un Estado palestino.
En palabras que retumban, recogidas en el comunicado, Trump afirmó: “Este es el momento de elegir entre la guerra sin fin o la oportunidad de construir un Gaza en paz con sus vecinos”. Con este anuncio, no solo se busca presionar a Netanyahu y a Hamás, sino que Trump parece querer posicionarse como el árbitro indiscutible de un proceso que, si llega a materializarse, podría transformar por completo el mapa político y de seguridad de Oriente Próximo. Es una propuesta que dista mucho de aquel primer esbozo de Trump en febrero, cuando imaginaba Gaza como una especie de “Riviera del Oriente Próximo”. Ahora, el foco ha cambiado radicalmente hacia la seguridad, la desmilitarización y la creación de un marco político bajo el control directo de Washington. Sin duda, un tema para seguir muy de cerca desde Vinyl Station Radio.
Fuente original de la información: ABC – David Alandete
Créditos de la imagen: afp