El secreto de la selección de Finlandia se forjó lejos de la cancha

El secreto de la selección de Finlandia se forjó lejos de la cancha
La tormenta nórdica que sacudió el Eurobasket
El Eurobasket 2025 está demostrando ser una auténtica montaña rusa de emociones, donde las sorpresas están a la orden del día y ningún gigante parece estar a salvo. Si alguien dudaba de esto, que le pregunten a la selección de Serbia. Después de colgarse la plata en el Mundial de 2023 y el bronce olímpico en 2024, los balcánicos llegaban con la etiqueta de favoritos, listos para conquistar el continente. Sin embargo, el guion dio un giro radical y ya han tenido que hacer las maletas, derrotados por la que se ha convertido en la gran revelación del torneo: la manada de lobos de Finlandia, también conocida como la ‘muerte blanca’.
Ni siquiera la presencia de Nikola Jokic, considerado por muchos el mejor jugador del planeta, fue suficiente para frenar el vendaval finlandés. Los nórdicos, liderados por una versión espectacular de su estrella, Lauri Markkanen, quien anotó 29 puntos decisivos, sellaron una victoria histórica por 86-92. Un resultado que hace unas semanas habría parecido una locura, pero que hoy es una realidad que resuena en todo el mundo del baloncesto. La pregunta que todos se hacen es: ¿de dónde ha salido este equipo?
‘Sisu’: el alma de una nación en la cancha
Para entender el fenómeno finlandés, primero hay que mirar más allá de las estadísticas y los esquemas tácticos. En Finlandia, existe un concepto que define su identidad nacional, una palabra casi intraducible llamada ‘sisu’. No tiene un significado concreto, pero engloba un conjunto de valores que son la columna vertebral de su cultura: fortaleza, determinación, coraje y una perseverancia inquebrantable ante la adversidad. Es la capacidad de seguir luchando cuando todo parece perdido, una cualidad que, según dicen, todos los finlandeses llevan en su ADN.
Este espíritu indomable es, sin duda, parte del motor que impulsa al equipo dirigido por Henrik Dettmann. Se ve en cada defensa, en cada balón dividido y en la confianza con la que enfrentaron a una de las potencias mundiales. Pero el ‘sisu’ es solo una parte de la ecuación. Hay otro factor, mucho más tangible y sorprendente, que diferencia a este equipo de casi todos sus rivales.
El entrenamiento que nadie esperaba: de la cancha al cuartel
El verdadero secreto del éxito de Finlandia no se encuentra en un gimnasio de última generación, sino en un lugar mucho más austero y exigente: el cuartel militar. Resulta que muchos de los jugadores de la selección han completado el servicio militar obligatorio, una tradición en Finlandia desde 1918. Todos los hombres deben cumplir entre seis y doce meses de servicio en algún momento entre los 18 y los 30 años, y no hay excepciones.
Esta obligación se ha vuelto aún más estricta en los últimos años debido a la compleja situación geopolítica y la proximidad de Finlandia con Rusia, con quien comparte más de 1.000 kilómetros de frontera. Ante esta tensión, el gobierno finlandés no hace distinciones. Da igual si eres un ciudadano anónimo o una superestrella del deporte; el deber con la patria es lo primero. Y los jugadores de baloncesto no son la excepción.
Lauri Markkanen, de estrella de la NBA a soldado
El caso más impactante es, sin duda, el de Lauri Markkanen. Después de una temporada 2022-23 de ensueño en la NBA, donde promedió 25 puntos por partido con los Utah Jazz, cualquiera esperaría que pasara sus vacaciones en una isla paradisíaca. En lugar de eso, Markkanen cambió el balón por el fusil y se alistó en las Fuerzas de Defensa de Helsinki para cumplir con su deber.
Lejos de verlo como una carga, el ala-pívot lo asumió con orgullo. «Es obligatorio, tenemos que hacerlo, pero al mismo tiempo nos sentimos orgullosos de ello», comentó el jugador. Durante su servicio, aprendió maniobras de reconocimiento y emergencia, y aunque el ejército le facilitó un complejo deportivo para no perder la forma, la vida en el cuartel fue una lección de humildad. La anécdota más curiosa es que tuvieron que conseguirle una cama especial para que cupieran sus imponentes 213 centímetros de estatura.
Forjando un equipo a prueba de balas (y balones)
Esta experiencia, compartida por varios miembros del equipo, va más allá de un simple requisito legal. Salir de la burbuja de lujo que envuelve a los atletas de élite para mancharse de barro, obedecer órdenes y practicar con armas crea un tipo de disciplina y camaradería que no se enseña en ninguna cancha de baloncesto. Se forja un vínculo inquebrantable, una hermandad que se traduce en una confianza ciega en el compañero de al lado cuando la presión aprieta en el último cuarto.
Quizás ahí resida la clave de su éxito. Mientras otros equipos están formados por estrellas individuales, Finlandia ha presentado una unidad compacta, resiliente y mentalmente indestructible. Han demostrado que el coraje y la cohesión pueden derribar a cualquier gigante. Serbia ya ha sucumbido a su empuje, y el resto de Europa mira con asombro y algo de temor a esta «manada de lobos» que viene del frío, dispuesta a seguir haciendo historia.
Fuente original de la información: ABC – Pablo Lodeiro
Créditos de la imagen: efe