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La maldición que amenaza al rey de la asistencia

La maldición que amenaza al rey de la asistencia La noche del viernes en el Ramón Sánchez-Pizjuán prometía ser una fiesta, pero terminó con un sabor agridulce. ...






La maldición que amenaza al rey de la asistencia

La noche del viernes en el Ramón Sánchez-Pizjuán prometía ser una fiesta, pero terminó con un sabor agridulce. El Sevilla y el Elche firmaron un empate a dos en un partido eléctrico, de esos que te mantienen al borde del asiento. Un choque de ida y vuelta donde los de Matías Almeyda golpearon primero con un gol de Isaac, pero vieron cómo el rival remontaba con tantos de André Silva y Rafa Mir, antes de que Peque salvara un punto en el último suspiro. Sin embargo, más allá del resultado, una sombra se cernió sobre el césped de Nervión: la figura de Rubén Vargas, el mago suizo, abandonando el campo antes de tiempo por una nueva lesión.

El talentoso extremo había vuelto a hacer de las suyas. Antes de que su cuerpo dijera basta, dejó su sello inconfundible: una asistencia de gol, una más para su increíble colección. Un pase medido, de esos que desarman defensas y dejan al delantero solo ante el peligro. Pero la alegría de su genialidad se desvaneció con el gesto de dolor y la inevitable sustitución, encendiendo todas las alarmas en el club y entre la afición.

Un Talento que Brilla… Cuando le Dejan

Lo de Rubén Vargas esta temporada es simplemente espectacular. Con la del viernes, el internacional suizo acumula ya tres asistencias en los tres únicos partidos de LaLiga que ha disputado. Un promedio de un pase de gol por encuentro, una estadística salvaje que lo coloca en la élite del campeonato. De hecho, a falta de que se complete la jornada, solo Luis Milla, el motor del Getafe, lo supera con cuatro pases de gol. Vargas es, sin duda, el rey Midas del último pase, un futbolista capaz de convertir en oro cada balón que toca cerca del área.

Su visión de juego, su capacidad para encontrar el hueco donde nadie más lo ve y la precisión de su pie derecho lo han convertido en la principal fuente creativa del Sevilla de Almeyda. Su influencia no se limita a LaLiga; durante el reciente parón de selecciones, también demostró su excelente estado de forma con la selección suiza, confirmando que su magia es de calibre internacional. Es el tipo de jugador que, por sí solo, justifica el precio de una entrada, el generador de juego que todo equipo anhela.

La Apuesta Personal de Almeyda

El excelente rendimiento de Vargas no es casualidad, sino el resultado de la confianza ciega que su técnico, Matías Almeyda, depositó en él. Durante el frenético cierre del mercado de fichajes, el entrenador argentino luchó con uñas y dientes para retener al suizo en la plantilla, convencido de que su talento era una pieza indispensable para su proyecto. El tiempo le ha dado la razón. Almeyda ha sabido exprimir al máximo las cualidades del extremo, dándole la libertad y el protagonismo que necesita para brillar.

Por eso, esta nueva lesión es un golpe durísimo, no solo para el jugador, sino también para el propio técnico, que ve cómo su apuesta más personal y acertada se ve amenazada por un enemigo invisible y recurrente. La conexión entre ambos era palpable, y el sistema del Sevilla parecía empezar a girar en torno a la creatividad del suizo.

La Sombra de la Enfermería: Una Maldición Recurrente

Aquí es donde la historia se tuerce. La brillantez de Rubén Vargas parece venir con una letra pequeña, una especie de maldición que lo persigue: su fragilidad física. Este episodio no es un hecho aislado, sino un capítulo más en un historial médico preocupante. La temporada apenas ha comenzado, y el suizo ya se ha perdido un partido, el del debut liguero contra el Athletic, precisamente por problemas físicos. Un aviso de lo que, tristemente, parece ser una constante.

El verdadero motivo de alarma llega cuando echamos la vista atrás. La situación es un doloroso ‘déjà vu’ para la afición sevillista, que ya vio cómo su estrella se apagaba en el tramo final de la campaña pasada. En un momento crucial, cuando el equipo se jugaba sus objetivos, Vargas fue baja durante los últimos ocho partidos de liga. Una ausencia prolongada que dejó al equipo huérfano de su mejor asistente.

Este patrón de lesiones plantea una pregunta inquietante: ¿podrá el Sevilla disfrutar de su jugador más diferencial de manera continuada? O, por el contrario, ¿está condenado a ser un talento intermitente, un genio de cristal que brilla intensamente pero se rompe con demasiada facilidad?

Futuro Incierto y un Club en Vilo

Ahora mismo, todo el sevillismo contiene la respiración. El club está a la espera de los resultados de las pruebas médicas a las que se someterá el jugador en las próximas horas. El diagnóstico determinará si todo ha quedado en un susto o si, por el contrario, se confirman los peores presagios y Vargas debe volver a la enfermería por un tiempo prolongado.

La esperanza del cuerpo técnico, con Almeyda a la cabeza, es poder contar con él para preparar el próximo duelo ante el Alavés. Perder a su principal arquitecto de juego sería un revés monumental para un equipo que necesita consolidar su proyecto y sumar victorias. Por ahora, solo queda esperar y cruzar los dedos para que la maldición que amenaza al rey de la asistencia sea solo un mal sueño y no la crónica de una ausencia anunciada.

Fuente original de la información: ABC – Nacho Pérez

Créditos de la imagen: EFE

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