La nueva carrera nuclear tiene un ganador y no es ni Rusia ni Estados Unidos

La nueva carrera nuclear tiene un ganador y no es ni Rusia ni Estados Unidos
Cuando piensas en la tensión nuclear, es casi un acto reflejo que tu mente viaje a los viejos relatos de la Guerra Fría: Washington y Moscú, con el dedo sobre el botón rojo. Pero el tablero geopolítico está cambiando a una velocidad de vértigo, y mientras todos mirábamos a los sospechosos habituales, un nuevo jugador ha pisado el acelerador a fondo. Y no, no hablamos de una trama de película, sino de una realidad que está redefiniendo la seguridad mundial: China se está convirtiendo en una superpotencia nuclear a un ritmo sin precedentes.
El prestigioso Royal United Services Institute (RUSI), el think tank de defensa más antiguo del mundo, ha lanzado una advertencia que resuena en todos los pasillos del poder: «Las capitales europeas ya no pueden ignorar la sombra nuclear de China». Los datos son contundentes y dibujan un panorama que exige nuestra atención.
El Despertar del Dragón Atómico
Hablemos de cifras, porque son las que realmente ponen en perspectiva la magnitud de este cambio. Según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI), China ha pasado de tener 410 ojivas nucleares a disponer de al menos 500 en tan solo un año. Hans M. Kristensen, un investigador clave del SIPRI, lo resume de forma clara y directa: «China está expandiendo su arsenal nuclear más rápido que cualquier otro país».
Pero la ambición no se detiene ahí. Expertos como Javier Gil, profesor de Relaciones Internacionales, proyectan que Pekín podría alcanzar la asombrosa cifra de 1.000 cabezas nucleares en los próximos cinco años. Esto no es solo acumular armamento; es una modernización integral de su capacidad de ataque. China está consolidando lo que se conoce como la «tríada nuclear», una capacidad estratégica que solo las potencias más avanzadas poseen y que les permite lanzar un ataque nuclear desde tres frentes distintos:
- Misiles balísticos intercontinentales (ICBM): Lanzados desde silos terrestres, capaces de cruzar el planeta en minutos.
- Submarinos nucleares: La carta sigilosa, capaces de permanecer ocultos en las profundidades oceánicas y lanzar misiles desde cualquier lugar.
- Bombarderos estratégicos: Aviones con capacidad de transportar y lanzar bombas o misiles de crucero nucleares desde el aire.
Esta diversificación letal se complementa con un cambio de doctrina. Históricamente, China mantenía una política de «no ser el primero en usar» armas nucleares. Sin embargo, informes recientes del Pentágono y del propio SIPRI sugieren que Pekín ya podría tener un pequeño número de misiles en alerta operativa máxima, listos para ser disparados en cualquier momento. El mensaje es claro: China ya no solo responde, ahora también está preparada para golpear primero.
¿Por Qué Ahora? Las Claves de la Estrategia de Pekín
El vertiginoso crecimiento del arsenal chino no es casual. Responde a una estrategia geopolítica muy calculada con dos objetivos principales. El primero y más inmediato es Taiwán. Pekín considera a la isla una provincia rebelde y su líder, Xi Jinping, ha fijado el objetivo de que el Ejército Popular de Liberación esté preparado para tomarla, por la fuerza si es necesario, para 2027. Una disuasión nuclear abrumadora es vista como la herramienta definitiva para evitar interferencias externas en ese posible conflicto y para presionar a la propia isla.
El segundo objetivo es más amplio: proyectar a China como un país intocable en el escenario mundial, una superpotencia a la par de Estados Unidos y Rusia. Xi Jinping tiene una visión clara: convertir a su ejército en una fuerza «de clase mundial» para 2049, y un arsenal nuclear robusto y moderno es una pieza fundamental e innegociable de ese puzle.
Un Nuevo Tablero de Juego Global
La ascensión nuclear de China sacude los cimientos de la estabilidad global que conocíamos. Para el Pentágono, esto significa que para la década de 2030, Estados Unidos se enfrentará, por primera vez en su historia, a dos grandes potencias nucleares como competidores estratégicos. Esto obliga a la OTAN a recalibrar por completo su postura de disuasión, diseñada durante décadas para un mundo bipolar.
Pero la preocupación va más allá. El almirante Sir Tony Radakin, Jefe del Estado Mayor de la Defensa del Reino Unido, advirtió que hemos entrado en una tercera era nuclear, mucho más compleja y peligrosa que la Guerra Fría. Habla del eje «CRINK» (China, Rusia, Irán y Corea del Norte), un grupo de naciones que, aunque no sean aliados formales, comparten un interés en desafiar el orden occidental y podrían coordinarse para presionar a sus adversarios. La era de estabilidad post-Guerra Fría, según Radakin, ha terminado oficialmente.
La Tecnología Detrás del Músculo Nuclear
La expansión de Pekín se apoya en una impresionante infraestructura militar y tecnológica. Se están construyendo 350 nuevos silos para misiles, y se están desarrollando armas de última generación como los misiles balísticos Dong Feng-26 y el bombardero H-6N, capaz de lanzar misiles de crucero nucleares. Además, China está fusionando su sector industrial civil con el de defensa, una estrategia de doble uso que le permite, por ejemplo, utilizar sus reactores nucleares civiles para producir plutonio apto para armas. En este campo, la cooperación con Rusia y su gigante estatal Rosatom parece estar jugando un papel clave, acelerando las capacidades chinas.
Todo esto ocurre bajo un creciente velo de secretismo. Desde 2017, la transparencia de China sobre su programa nuclear ha disminuido drásticamente. Ante esta realidad, el general Mark Milley, exjefe del Estado Mayor Conjunto de EE.UU., admitió ante el Congreso que «probablemente no podamos hacer nada para detener, ralentizar, interrumpir o destruir el desarrollo nuclear chino».
China parece estar siguiendo al pie de la letra uno de sus antiguos proverbios: «No tengas miedo de crecer lentamente, ten miedo de quedarte inmóvil». Y en la carrera nuclear, el gigante asiático no solo se está moviendo, está esprintando hacia la línea de meta, dejando al resto del mundo conteniendo la respiración.
Fuente original de la información: ABC – Alexia Columba Jerez
Créditos de la imagen: ABC