La UEFA decide un futuro crítico para Israel

La UEFA decide un futuro crítico para Israel
El mundo del fútbol y la política se cruzan una vez más en una encrucijada delicada. La UEFA se prepara para una reunión crucial la próxima semana, donde la participación de Israel y sus equipos en las competiciones internacionales estará bajo un escrutinio intenso. Esta decisión podría marcar un antes y un después en la relación entre el deporte y los conflictos geopolíticos, estableciendo un precedente significativo para futuras situaciones.
Lo que se debate no es menor. Según las voces que resuenan en los pasillos de la organización, la mayoría de los miembros del comité ejecutivo se inclinan por la suspensión de Israel. Esta postura no surge de la nada, sino de un contexto complejo y de las presiones de diversas voces influyentes. La decisión podría tener repercusiones no solo en el ámbito deportivo, sino también en el diplomático y social, generando un debate global sobre el papel de las organizaciones deportivas en temas de derechos humanos y conflictos internacionales.
La Presión Internacional y el Precedente Ruso
La balanza se ha inclinado notablemente tras el llamado de ocho expertos de la ONU, entre ellos la relatora para Palestina, Francesca Albanese. Su solicitud a la FIFA y a la UEFA para que suspendan la selección israelí de las competiciones internacionales se fundamenta en lo que describen como un «genocidio en curso en el territorio palestino ocupado». Este tipo de declaraciones, provenientes de organismos internacionales de alto nivel, ejercen una presión considerable sobre las organizaciones deportivas.
El argumento central de quienes apoyan la suspensión de Israel encuentra un eco directo en un evento reciente que sacudió el panorama deportivo mundial: la suspensión de Rusia. Desde la invasión de Ucrania en 2022, Rusia fue apartada de todas las competiciones europeas. Este precedente es un punto de referencia clave para los miembros de la UEFA que ahora evalúan la situación de Israel. La pregunta recurrente es si las organizaciones deportivas tienen la responsabilidad moral de actuar de manera consistente ante situaciones similares que implican violaciones masivas de derechos humanos y conflictos internacionales. La uniformidad en la aplicación de las normas internacionales podría ser un factor determinante en la decisión final.
Por lo tanto, la argumentación principal es clara:
- Similitud con el caso ruso: si Rusia fue suspendida por su actuar bélico, ¿por qué no aplicar el mismo criterio en situaciones similares?
- Mandato moral: Las organizaciones deportivas, como entes globales, tienen la obligación ética de posicionarse en contra de conflictos y violaciones de derechos humanos.
Impacto en Clubes y Selección Nacional
Una posible suspensión por parte de la UEFA no necesariamente implicaría una acción inmediata por parte de la FIFA; no obstante, tal decisión colocaría a la entidad global en una posición sumamente complicada, especialmente de cara al **Mundial de 2026**. Israel se encuentra actualmente en plena lucha por la clasificación, ocupando el tercer puesto en su grupo, justo por detrás de Noruega e Italia. Si la UEFA concreta la suspensión, la FIFA enfrentaría una presión inmensa para tomar una postura unificada, lo que podría afectar el camino de Israel hacia el torneo más importante del fútbol mundial.
En el ámbito de las competiciones de clubes, la situación es igualmente tensa. Actualmente, el Maccabi de Tel Aviv es el único equipo israelí que participa en torneos europeos esta temporada. Recientemente, el club fue objeto de importantes protestas durante su encuentro en Grecia contra el PAOK, evidenciando que el sentimiento de rechazo no se limita a instancias institucionales sino que también se expresa con vigor en las gradas y en la opinión pública. La visibilidad de estas protestas a nivel internacional añade una capa más de complejidad a la decisión que deberá tomar la UEFA.
La Postura Ambigua de la UEFA
La UEFA ha intentado, en el pasado, manifestar su postura sobre el conflicto, aunque con cierta ambigüedad. En agosto, la organización se pronunció en contra de la masacre de civiles y niños, desplegando una pancarta durante la Supercopa de Europa entre el Paris Saint Germain y el Tottenham Hotspur. Sin embargo, en esa ocasión, la UEFA evitó mencionar explícitamente a Israel, lo que generó diversas interpretaciones sobre la profundidad de su condena.
Un suceso que puso de manifiesto esta ambigüedad fue el fallecimiento del futbolista Suleiman al Obeid, conocido como el ‘Pelé palestino’. Cuando la UEFA anunció su muerte, Mohamed Salah, la estrella egipcia, no dudó en recriminar públicamente en redes sociales la falta de información detallada sobre las circunstancias del deceso. «¿Podéis decirnos cómo, dónde y por qué murió?», escribió Salah, visibilizando la tragedia de Al Obeid, quien fue asesinado por las fuerzas militares israelíes mientras esperaba ayuda humanitaria en Gaza. Estos episodios demuestran la delicada posición en la que se encuentra la UEFA, balanceándose entre la condena a la violencia y el evitar una postura explícita que pudiera generar mayores controversias.
La Distinción Clave: Estado vs. Jugadores
Un aspecto crucial de la discusión, y que los expertos de la ONU enfatizan con claridad, es la importancia de dirigir cualquier boicot al Estado de Israel y no a los jugadores individuales. Esta distinción es fundamental y busca proteger a los deportistas de ser blanco de sanciones directas o discriminación por su origen o nacionalidad. La misión es evitar que los atletas carguen con las consecuencias de decisiones gubernamentales sobre las cuales no tienen control.
Los expertos son tajantes al afirmar que «las selecciones nacionales que representan a Estados que cometen violaciones masivas de los derechos humanos sí pueden y deben ser suspendidas, como ha ocurrido en el pasado». Este enfoque permite mantener la integridad del deporte y sus valores, al tiempo que ejerce presión sobre los Estados responsables de acciones condenables. La discusión en la UEFA deberá, por tanto, discernir cuidadosamente entre la responsabilidad de un gobierno y la de sus ciudadanos, especialmente en el contexto de eventos deportivos de talla internacional.
La próxima semana, el mundo del fútbol estará atento a la decisión de la UEFA. El futuro de la participación de Israel en las competiciones europeas está en juego, y con ello, la forma en que el deporte aborda los conflictos más difíciles de nuestro tiempo. La cuestión no es solo si Israel será suspendido, sino cómo esta decisión reafirmará el papel de las organizaciones deportivas en la defensa de los derechos humanos y la paz mundial.
Fuente original de la información: ABC –
Créditos de la imagen: afp