Lo que le prohibieron componer en el conservatorio y la llevó a triunfar en Hollywood

Hay historias que parecen sacadas de un guion de cine. La de Alba S. Torremocha es una de ellas. Esta compositora y directora de orquesta salmantina de 32 años ha conquistado un lugar en la competitiva industria de Hollywood, pero su camino comenzó con una rebelión personal contra las estrictas normas de la música clásica contemporánea. Y ahora, su talento vuelve a sonar con fuerza en España.
Tras doce años viviendo y trabajando en Estados Unidos, Alba ha regresado a casa para celebrar el estreno de ‘Los Futbolísimos y el misterio del tesoro pirata’, una película familiar cuya banda sonora lleva su inconfundible firma. Por si fuera poco, su música está a punto de recibir un gran reconocimiento: la prestigiosa Orquesta de Euskadi interpretará fragmentos de su obra en el próximo Festival de Cine de San Sebastián. ¡Un hito que confirma que su nombre ya resuena con fuerza en la escena internacional!
De Salamanca a Nueva York: El nacimiento de una vocación
La pasión de Alba por la música es de toda la vida. Empezó con el violín a los cuatro años y a los siete ya estaba inmersa en la disciplina del conservatorio en su Salamanca natal. Sin embargo, pronto descubrió que su verdadera vocación no era interpretar partituras ajenas, sino crear las suyas propias. «Me llamaba mucho más la atención la posibilidad de crear algo de la nada que tocar algo que ya hubiera tocado mucha gente», recuerda.
El punto de inflexión llegó al conocer a Fernando Velázquez, el genio detrás de bandas sonoras como ‘Lo imposible’ y ‘Ocho apellidos vascos’. Él le abrió las puertas a un universo fascinante: el cine. Tras ese encuentro, Alba lo tuvo claro. Su siguiente paso fue Musikene, el Centro Superior de Música del País Vasco, donde se especializó en composición clásica. Fue allí donde confirmó su intuición: «Descubrí que mis creaciones siempre tenían una historia por detrás y que, para mí, la composición estaba siempre muy ligada a la narrativa».
La prohibición que desató su libertad creativa
A pesar de su formación, el mundo académico europeo le resultó increíblemente restrictivo. La música clásica contemporánea, según cuenta, se había vuelto excesivamente cerebral, perdiendo la conexión emocional con el público. Lo que para muchos es la base de la música, para sus profesores era un tabú. «En Musikene no se podía hacer un acorde mayor o una tercera, ni nada que sonara parecido», explica. Esta rigidez, que buscaba romper moldes pero terminaba creando nuevas jaulas, fue el empujón definitivo que necesitaba.
Sintiendo que esas reglas asfixiaban su estilo, decidió buscar un lugar donde la melodía y la emoción no estuvieran prohibidas. El destino era claro: Estados Unidos, la meca de la música para cine y videojuegos. Tras evaluar sus opciones, se decantó por un máster en la Universidad de Nueva York. El resto es historia. Su talento no pasó desapercibido y, al terminar sus estudios, la propia universidad la contrató como profesora. Su aventura americana acababa de empezar.
El arte de contar historias con notas musicales
Para Alba, componer para cine es el equilibrio perfecto entre técnica e inspiración. Es un trabajo que le permite navegar entre la creatividad pura y la precisión matemática. Su ídolo no es otro que el legendario John Williams. «Para mí lo tiene todo», afirma con admiración. «Tiene una capacidad de orquestación impecable, un conocimiento técnico de la orquesta, y a la vez esas melodías que son increíblemente reconocibles».
Su proceso creativo es tan fascinante como su música. En lugar de componer sobre imágenes, prefiere empezar solo con el guion. «Prefiero emplear la imaginación», confiesa. Esto le permite construir un universo sonoro desde cero, asociando ideas y emociones a los personajes y la trama. Después, cuando recibe el primer montaje de la película, encaja esas melodías en las escenas para potenciar la narrativa.
Al frente de la orquesta: De la soledad a la sinergia
El trabajo de un compositor puede ser muy solitario, pero Alba encuentra la culminación de su arte en la dirección de orquesta. «Es una de las partes del proceso que me gustan más», asegura. «Compartir con otras personas mi música y ver cómo cobra vida en la orquesta es para mí lo más importante». En el podio, como mujer joven, a veces ha sentido una «energía extraña» al principio, pero su objetivo es claro: convencer a los músicos de que está allí para crear algo juntos, estableciendo una colaboración basada en el respeto y la pasión compartida.
Más allá del cine: Explorando nuevos horizontes sonoros
El talento de Alba S. Torremocha no se limita al cine. También se siente atraída por el universo de los videojuegos de ‘mundo abierto’. Le fascina el reto de crear música interactiva que reacciona a las decisiones del jugador, un puzzle sonoro en constante cambio que contrasta con la narrativa lineal de una película.
Pero su proyecto más personal y sorprendente está a punto de ver la luz: una aplicación para móvil que utiliza «frecuencias curativas» para mejorar el bienestar mental. Este proyecto, a caballo entre la medicina y la música, explora cómo ciertas frecuencias pueden afectar a procesos biológicos, como la reducción del cortisol, la hormona del estrés. Es el resultado de su profunda curiosidad por la neurología del sonido y su impacto en nuestras emociones.
Alba lo resume con una frase poderosa: «Tú puedes cerrar los ojos, pero no puedes cerrar los oídos». Su carrera es un testimonio de cómo el sonido modela nuestra percepción del mundo, y de cómo una compositora que se negó a silenciar la melodía encontró su voz para orquestar las emociones de millones de personas.
Fuente original de la información: ABC – Julio Bravo
Créditos de la imagen: Belén Díaz