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Lo que no se cuenta de los casos de abuso infantil en España

Lo que no se cuenta de los casos de abuso infantil en España Lo que no se cuenta de los casos de abuso infantil en España En **Vinyl Station Radio** no solo sin...






Lo que no se cuenta de los casos de abuso infantil en España

Lo que no se cuenta de los casos de abuso infantil en España

En **Vinyl Station Radio** no solo sintonizamos los mejores temazos, también levantamos la voz sobre temas que nos tocan el alma y que merecen nuestra atención. Hoy, vamos a hablar de una realidad dolorosa, pero crucial: los casos de abuso infantil en España. Una problemática que, aunque parezca lejana, está más cerca de lo que imaginamos y cuyos datos nos invitan a la reflexión y a la acción.

Según la información, casi la **mitad de las denuncias** por delitos sexuales en España tienen como protagonistas a niños y adolescentes. Esto no es un número cualquiera, estamos hablando de hasta **25 casos conocidos al día** en 2023. La magnitud de esta cifra es abrumadora y, tal como señala la portavoz de Save the Children, Catalina Perazzo, es un porcentaje alarmantemente alto que no logra reducirse. Pero aquí viene lo más impactante: estas denuncias son solo la punta del iceberg, ya que se estima que apenas un **15% de los abusos llegan a ser reportados**.

Imaginemos por un momento la cantidad de situaciones dolorosas que quedan en el muro del silencio. Este es un grito ahogado que, como sociedad, debemos escuchar y entender para poder cambiar. No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras una parte tan vulnerable de nuestra población sufre en silencio.

El agresor, casi siempre, está en casa

Uno de los aspectos más desgarradores de esta problemática es la identidad de los agresores. Contrario a la creencia popular de que los peligros vienen de extraños, la realidad muestra un panorama diferente y mucho más íntimo. **Ocho de cada diez agresores son personas del entorno cercano a la víctima**. Esto significa que son familiares, amigos de la familia o incluso profesionales que trabajan con los niños y adolescentes.

Esta proximidad es precisamente lo que hace que los casos sean tan difíciles de detectar y de denunciar. Los agresores utilizan técnicas de manipulación sutiles pero poderosas, basadas en la confianza y el afecto. Las víctimas, a menudo, son amenazadas con frases como: “si se lo cuentas a mamá, se va a poner triste” o “si se lo dices a tus padres, se va a romper la familia”. Estas palabras siembran un miedo profundo, una **culpa paralizante** y la vergüenza de romper el núcleo familiar o de ser «etiquetado» como víctima. Esto crea una barrera infranqueable para que los menores puedan hablar.

La jurista Catalina Perazzo enfatiza que, aunque creamos que nos daríamos cuenta si algo así ocurriera en nuestro círculo, la realidad nos golpea con la certeza de que muchas veces no es así, lo que contribuye a esa alarmante «cifra negra». Es una situación que nos obliga a mirar más allá de lo evidente y a estar mucho más atentos a las señales.

Las víctimas: un grito que el estigma calla

Cuando hablamos de víctimas, los datos nos muestran una clara disparidad: las **niñas y adolescentes constituyen el 82,9%** de los casos de abuso infantil. Esto subraya una tendencia preocupante que ha ido en aumento y que, para organizaciones como Save the Children, genera una seria preocupación acerca de cómo estos casos son tratados, a menudo bajo el paraguas de la violencia de género, cuando deberían ser abordados específicamente como violencia contra la infancia.

Pero el silencio no es exclusivo de ellas. Si bien los casos de niños son menos numerosos que los de niñas, el **estigma en los chicos es aún mayor**. La sociedad muchas veces impone una idea de «fortaleza» que les dificulta aún más expresar el dolor y pedir ayuda. También es crucial recordar que un **5% de las víctimas son personas con discapacidad**, una población especialmente vulnerable que merece toda nuestra atención y protección.

La **edad media del primer abuso es a los 12 años**, y en la mayoría de las ocasiones ocurre en el entorno cercano. Los agresores son abrumadoramente **hombres, alcanzando un 98% de los casos**. Lo sorprendente es que seis de cada diez de estos individuos no tienen antecedentes penales, lo que dificulta aún más su identificación. Esto no significa que sea imposible detectarlos, ya que los abusos dejan un **impacto significativo en el comportamiento** de los niños, un impacto que requiere de nuestra sensibilidad y observación.

La Justicia en el punto de mira: ¿Está preparada para proteger?

Save the Children no se anda con rodeos: el sistema judicial español **»sigue sin estar preparado para proteger a los niños y adolescentes víctimas»** de abuso. Un análisis de 345 sentencias dictadas entre 2023 y 2024 revela una serie de deficiencias que prolongan el sufrimiento y dificultan la recuperación de los menores.

Entre los problemas más destacados, nos encontramos con que la **mitad de los procesos judiciales se extienden por más de tres años**. Imagina tener que revivir un trauma una y otra vez durante tanto tiempo. Esta lentitud es cruel y contraproducente. Además, la mayoría de las víctimas se encuentran con secciones judiciales no especializadas en la infancia, y más de la mitad de los menores se ven obligados a **declarar una y otra vez**, un proceso que, lejos de ayudar, les traumatiza aún más.

El testimonio de la víctima es fundamental, a veces la única prueba. Pero si ese testimonio se repite incesantemente, los niños crean barreras, y lo que es peor, la credibilidad de sus declaraciones puede ponerse en duda, como si lo que cuentan fuera «aprendido». Por eso, la organización demanda un **mayor uso de la prueba preconstituida**, es decir, grabar el testimonio una única vez para evitar la revictimización. Este método, ya obligatorio para menores de 14 años, debería ser extensivo a todos los menores.

A pesar de la aprobación hace cuatro años de la Ley Orgánica de Protección Integral de la Infancia y Adolescencia, los avances son lentos. Solo se prevén **tres secciones especializadas** en toda España (Barcelona, Madrid y Málaga), y aún no se han creado las fiscalías ni los equipos técnicos multidisciplinares prometidos. Existe un «consenso, pero poca intensidad», porque, como bien señala Catalina Perazzo, **»los niños y niñas no votan…»** y a menudo sus necesidades no son una prioridad real en la agenda política.

Desde **Vinyl Station Radio**, creemos que es vital no solo hablar de estos temas, sino también exigir soluciones. La protección de nuestros infantes y jóvenes debe ser una prioridad absoluta, sin peros ni excusas. Es hora de amplificar la voz de aquellos que no pueden ser escuchados y de asegurar que la justicia esté, de verdad, a la altura de la infancia.

Fuente original de la información: ABC – Macarena Hortal Vega

Créditos de la imagen: EFE

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