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Lo que tu gato hace con tu cerebro cuando nadie ve

Lo que tu gato hace con tu cerebro cuando nadie ve Lo que tu gato hace con tu cerebro cuando nadie ve ¿Alguna vez te has preguntado qué pasa en tu cabeza cuando...






Lo que tu gato hace con tu cerebro cuando nadie ve

Lo que tu gato hace con tu cerebro cuando nadie ve

¿Alguna vez te has preguntado qué pasa en tu cabeza cuando tu minino se acurruca a tu lado o te regala esa mirada de parpadeo lento? Pues la ciencia tiene una respuesta fascinante que te va a encantar: tus amigos felinos no solo te conquistan con sus ronroneos y su enigmática personalidad, sino que también desatan una avalancha de química cerebral que fortalece vuestro vínculo de maneras que ni te imaginas. ¡Prepárate para flipar con la ciencia detrás de la conexión gato-humano!

La mágica hormona del amor: Oxitocina al rescate

Cuando pensamos en el amor, la confianza y la conexión, hay una sustancia química que siempre sale a la palestra: la oxitocina. Esta maravilla neuroquímica, apodada cariñosamente como la «hormona del amor», es la protagonista de muchos momentos especiales. Es lo que sientes cuando una mamá abraza a su bebé, cuando los amigos se dan un abrazo sincero o, sí, también cuando interactúas con tu peludo compañero. Y lo mejor de todo es que no solo funciona en humanos, ¡nuestros gatos también están en el club!

La oxitocina es una auténtica estrella en todo lo que tiene que ver con los vínculos sociales, la construcción de la confianza y, algo superimportante en el mundo de hoy, la regulación del estrés. Piensa en esto: un estudio de 2005 demostró que, bajo el influjo de la oxitocina, las personas estaban mucho más dispuestas a confiar en otros en situaciones financieras. Pero la cosa no se queda ahí. Esta hormona también actúa como un potente calmante, suprimiendo el cortisol, esa hormona del estrés que tanto nos fastidia, y activando nuestro sistema nervioso parasimpático para que nuestro cuerpo pueda relajarse de verdad. Y sí, esto pasa tanto en humanos como en animales.

Aunque la conexión oxitocínica entre perros y humanos es algo que los científicos han estudiado durante mucho tiempo, creando ese maravilloso ciclo de afecto mutuo, el mundo de los gatos había permanecido un poco más misterioso. Hasta ahora. ¡Prepárate porque la investigación felina está revolucionando nuestra comprensión!

Caricias, ronroneos y química cerebral: El efecto del gato en tu mente

Puede que los gatos tengan fama de ser más sutiles a la hora de mostrar su cariño, con esa independencia que tanto les caracteriza, pero sus dueños te dirán que la compañía felina trae consigo una ola de sentimientos cálidos, confort y un potente alivio del estrés. Y, ¡sorpresa!, los estudios están empezando a corroborar todo esto. Un fascinante trabajo realizado en Japón en 2021, por ejemplo, reveló que unas breves sesiones de caricias con sus gatos aumentaban significativamente los niveles de oxitocina en muchos propietarios. ¡Así como lo oyes!

Imagina esta escena: mujeres interactuando con sus gatos por unos minutos mientras los científicos medían sus niveles hormonales. ¿El resultado? Contacto amable –acariciar, hablar con un tono suave– disparaba la oxitocina en la saliva de los humanos, comparado con esos momentos de tranquilidad sin su minino. ¡Una prueba contundente de la magia peluda!

Y es que no es solo que el pelaje de tu gato sea suave. El simple acto de acariciar y ese inconfundible sonido del ronroneo pueden ser auténticos detonadores de oxitocina en nuestro cerebro. Un estudio de 2002 ya nos lo adelantaba: esa descarga de oxitocina, desencadenada por el contacto suave con tu felino, tiene la increíble capacidad de reducir el cortisol, ayudando a bajar la presión arterial e incluso aliviando el dolor. ¡Tu gato es como un terapeuta portátil que además ronronea!

El momento exacto en que la oxitocina florece

La ciencia está cada vez más cerca de desvelar los momentos exactos en los que esta hormona tan especial se libera, creando un puente entre gatos y humanos. Y parece que el contacto físico suave es un factor clave y principal para nuestros felinos.

Un estudio reciente, de febrero de 2025, trajo revelaciones emocionantes: cuando los dueños acariciaban, abrazaban o acunaban a sus gatos de una manera relajada, la oxitocina de ambos, humanos y mascotas, tendía a subir. Pero ojo, esto solo ocurría si la interacción era totalmente natural y no forzada para el animal. ¡Un consejo gratis: no obligues a tu gato a nada!

Los investigadores observaron los niveles hormonales de los gatos durante 15 minutos en sus casas, mientras jugaban y recibían mimos de sus dueños. Los gatos que tenían un vínculo seguro, esos que inician el contacto sentándose en tu regazo o te dan un suave cabezazo, mostraron un aumento notable de oxitocina. Cuanto más cerquita estaban de su gente, ¡más se disparaba esa hormona!

¿Y qué pasa con los gatos que son un poco más «reservados»? El estudio también analizó a los felinos con estilos de apego más ansiosos o distantes. Los que preferían mantener las distancias no mostraron cambios significativos en su oxitocina. Sin embargo, los gatos «ansiosos», esos que buscan constantemente a su dueño pero se abruman fácilmente con el manejo, ¡ya tenían niveles altos de oxitocina desde el principio!

Un detalle crucial que salió a la luz es que la oxitocina de los gatos evasivos y ansiosos bajaba tras un abrazo forzado. Esto subraya una verdad fundamental: la hormona del vínculo fluye cuando las interacciones respetan el espacio y la comodidad del gato. Si un gato se siente acorralado, la oxitocina simplemente… ¡desaparece!

Descifrando el lenguaje felino para una conexión profunda

Quizás los humanos podríamos aprender un par de cosas de nuestros amigos felinos sobre cómo manejar los distintos estilos de apego. La clave para construir un vínculo duradero con un gato es entender su forma única de comunicar. No son como los perros, que buscan el contacto visual prolongado para conectar. Los gatos tienen sus propias señales, mucho más sutiles y elegantes.

La señal más conocida, y la que te hará sentir el corazón blandito, es el parpadeo lento. ¡Es la sonrisa felina! Un parpadeo lento es su manera de decirte: «Confío en ti, me siento seguro contigo». Es un gesto universal de afecto y tranquilidad en el mundo felino. Si te lo hace tu gato, ¡felicidades, te ha elegido!

Y claro, no podemos olvidarnos del ronroneo. Ese sonido gutural no solo es música para nuestros oídos, sino que también está ligado a la curación en los propios gatos. Pero para nosotros, los humanos, sus vibraciones tienen un efecto increíblemente calmante. Escuchar ese motorcito puede reducir nuestra frecuencia cardiaca y la presión arterial. Y adivina qué: la oxitocina es la mediadora de todos estos beneficios. ¡Es un círculo virtuoso de bienestar!

La presencia de un gato en tu vida, con todos esos pequeños picos de oxitocina que se producen en las interacciones cotidianas, puede ser un escudo poderoso contra la ansiedad y la depresión. En muchos casos, el consuelo que te brinda tu gato es comparable al apoyo emocional que recibes de otros humanos. ¡Tu gato es un apoyo emocional de pata negra!

Gatos vs. Perros: Un duelo de oxitocina (con matices)

Es cierto que, a menudo, los estudios muestran respuestas de oxitocina más pronunciadas en las interacciones entre perros y humanos. Un experimento muy discutido de 2016 demostró que, después de diez minutos de juego, los perros mostraban un aumento promedio del 57% en los niveles de oxitocina, mientras que los gatos presentaban un incremento de alrededor del 12%. ¿Significa esto que los gatos son menos cariñosos? ¡Para nada! Solo significa que su «lenguaje del amor» es diferente.

En nosotros, los humanos, la oxitocina aumenta durante interacciones sociales significativas. Es una conexión con seres queridos. Como el saludo entusiasta de un perro que se parece a la emoción que sentimos al ver a un hijo o a nuestra pareja después de un largo día. Los perros, como animales de manada domesticados para la compañía humana, están diseñados para buscar el contacto visual, las caricias y la aprobación. Este comportamiento estimula la liberación de oxitocina tanto en ellos como en nosotros.

Los gatos, por otro lado, evolucionaron de cazadores solitarios. No necesitaban gestos sociales ostentosos para sobrevivir. Por eso, quizás no muestren un comportamiento tan impulsado por la oxitocina de forma tan abierta o constante. Puede que los gatos reserven la liberación de esa hormona para cuando se sienten realmente seguros y confian en ti plenamente. ¡La confianza de un gato no se regala, se gana! Pero una vez que te la conceden, se refuerza con la misma química que une a familias y amigos.

Así que, la próxima vez que tu gato te mire con ese parpadeo lento desde el sofá o se suba a tu regazo para un abrazo y un ronroneo profundo, recuerda que no es solo un momento dulce. En el fondo, algo increíble está sucediendo: la oxitocina está fluyendo en ambos cerebros, fortaleciendo vuestra confianza y diluyendo el estrés del día a día. Los gatos, a su manera única, han dominado la antigua y poderosa biología del amor. ¡Larga vida a los mininos y a la buena química!

Fuente original de la información: ABC –

Créditos de la imagen: PEXELS

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