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Moldavia decide su destino bajo una gran sombra

Moldavia decide su destino bajo una gran sombra Moldavia decide su destino bajo una gran sombra Un domingo crucial para el futuro moldavo Este domingo, la mirad...






Moldavia decide su destino bajo una gran sombra

Moldavia decide su destino bajo una gran sombra

Un domingo crucial para el futuro moldavo

Este domingo, la mirada de gran parte de Europa se posa sobre Moldavia. Sus ciudadanos están llamados a las urnas para configurar la próxima composición de su Parlamento, una elección que no solo definirá quiénes ocuparán los escaños, sino que marcará de forma decisiva el rumbo del país. La gran pregunta en el aire es si Moldavia seguirá su camino hacia la integración europea o, por el contrario, frenará este proceso para girar la mirada hacia otra dirección. La tensión se palpa en el ambiente, y es que lo que está en juego es nada menos que la órbita geopolítica de esta nación.

Los principales contendientes en estos comicios son dos fuerzas políticas con visiones radicalmente opuestas. Por un lado, tenemos al PAS, el Partido de la Acción y Solidaridad, liderado por la actual presidenta Maia Sandu. Esta formación, de corte centro-derechista, defiende una clara agenda proeuropea. Su objetivo es consolidar los lazos con la Unión Europea e impulsar las reformas necesarias para una futura adhesión.

En el otro extremo del espectro político se encuentra el Bloque Patriótico, una coalición que agrupa a formaciones de izquierda, incluyendo al Partido Socialista y al Partido Comunista. Este bloque se caracteriza por su postura mayoritariamente prorrusia, con una marcada nostalgia por la era soviética y una visión de política exterior más alineada con Moscú. Esto crea un choque de trenes ideológico que se reflejará directamente en las urnas, haciendo de esta elección un verdadero referéndum sobre la identidad y el futuro de Moldavia.

Maia Sandu y la amenaza de desestabilización

Denuncias de injerencia y compra de votos

La presidenta Maia Sandu ha sido contundente en sus advertencias, señalando que Rusia busca capturar Moldavia, no solo para alejarla de Ucrania, sino para convertirla en una base desde la cual lanzar ataques híbridos contra la Unión Europea. Estas acusaciones no son triviales y resuenan con las preocupaciones expresadas por las autoridades sobre posibles intentos de desestabilización y adulteración del proceso electoral.

El fantasma de la compra de votos planea una vez más sobre estas elecciones parlamentarias. Ya en ocasiones anteriores, como en las presidenciales de 2024, se reportaron incidentes similares con el objetivo de favorecer a opciones prorrusas. Expertos en la región, como el profesor asociado Cristian Cantar, confirman que la policía ha identificado a sospechosos que intentan minimizar el apoyo a la Unión Europea mediante estas prácticas ilícitas. Se señala directamente al Kremlin y a sus aliados en Moldavia, con especial atención al oligarca fugado Ilan Shor, como posibles instigadores de estas acciones en 2025.

La lucha contra esta corrupción es una batalla constante para las fuerzas de seguridad moldavas. Sin embargo, como lamenta Cantar, la magnitud de los intentos de desestabilización rusa a menudo supera las capacidades institucionales del país. Esto evidencia la enorme presión a la que están sometidas las instituciones, que deben rastrear y combatir los diversos esfuerzos por socavar la integridad del proceso electoral.

Quienes apoyan la vía europea

Las opciones proeuropeas recaban un apoyo significativo en varias capas de la sociedad moldava. La amplia diáspora moldava, esparcida por el continente, es uno de los bastiones principales de esta visión. Igualmente, en la capital, Chisináu, y en las regiones centrales del país, el sentimentido proeuropeo es palpable y mayoritario. Asimismo, la población urbana y las generaciones más jóvenes son consistentemente las más inclinadas a apoyar la integración con la Unión Europea, viendo en ella un futuro de prosperidad, estabilidad y mayores oportunidades.

Este entusiasmo por Europa se ve reforzado por declaraciones de figuras clave como la comisaria europea de Ampliación, Marta Kos, quien recientemente aseguró que Moldavia ha demostrado estar bien preparada para avanzar al siguiente nivel en el proceso de adhesión a la UE. Desde 2022, Moldavia es un estado candidato, y aunque aún tiene un camino por recorrer, el impulso es claro.

La otra cara de la moneda: el influjo ruso

Regiones con simpatías prorrusas

Sin embargo, la narrativa cambia drásticamente en otras zonas del país. En las regiones del norte, especialmente en Gagauzia y la autoproclamada región de Transnistria, las opciones prorrusas gozan de una popularidad considerablemente mayor. Aquí, las generaciones de mayor edad tienden a inclinarse hacia Moscú, quizás por lazos históricos, culturales o una visión diferente de la seguridad y el desarrollo.

La creación del Bloque Patriótico en 2025, según el profesor Cantar, tiene precisamente el objetivo de «evitar perder votos prorrusos», unificando a cuatro formaciones de esta índole bajo una misma bandera. Este movimiento estratégico busca consolidar el apoyo y maximizar las posibilidades de influir en el resultado electoral.

Transnistria: un «último reducto de la URSS» y punto de presión

Transnistria merece una mención aparte. Esta franja de territorio, que funciona como un estado sin reconocimiento internacional, ni siquiera por Rusia oficialmente, es un enclave donde el Kremlin ejerce una influencia considerable desde los años 90. Tras la guerra entre el ejército moldavo y las fuerzas separatistas transnistrias entre 1990 y 1992, Rusia ha mantenido una presencia militar, autodenominada «fuerza de paz», que en la práctica actúa como garante de su seguridad y, al mismo tiempo, como una herramienta de presión sobre Moldavia.

Es un lugar que a menudo es descrito por reporteros de viaje como «el último reducto de la URSS», debido a la abundante simbología soviética aún presente. Desde allí, residentes como Tim, afirman que la situación es «tranquila y calmada», restando importancia a cualquier peligro inminente. No obstante, en pasadas elecciones, se ha documentado el fletamento de autobuses para llevar a votantes de Transnistria a ciudades controladas por Chisináu, con el evidente propósito de que emitieran sufragios a favor de opciones prorrusas, en un esquema de «voto pagado» cuya organización permanece difusa.

La relación tensa con Rusia se acentúa con las acusaciones recientes del Servicio de Inteligencia Exterior ruso, que ha afirmado que Bruselas no abandonará su intención de «ocupar Moldavia» y que, incluso, la UE podría estar planeando «provocaciones armadas contra Transnistria y las tropas rusas» allí desplegadas, independientemente de los resultados electorales. Estas declaraciones añaden más leña al fuego en un ambiente ya de por sí cargado de incertidumbre y tensiones geopolíticas.

Moldavia se encuentra en una encrucijada, y el desenlace de estas elecciones parlamentarias no solo definirá su futuro inmediato, sino que tendrá implicaciones significativas para el equilibrio de fuerzas en una región ya de por sí convulsa.

Fuente original de la información: ABC – Álex Bustos

Créditos de la imagen: EFE

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