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¿Qué esconde el Pentágono de sus propios generales?

¿Qué esconde el Pentágono de sus propios generales? ¿Qué esconde el Pentágono de sus propios generales? ¡Atención, melómanos y amantes de la intriga! En Vinyl S...






¿Qué esconde el Pentágono de sus propios generales?

¿Qué esconde el Pentágono de sus propios generales?

¡Atención, melómanos y amantes de la intriga! En Vinyl Station Radio, no solo os traemos los mejores temazos, sino también las noticias más candentes que marcan la pauta global. Y la que tenemos hoy huele a secretismo y a movimientos de alto calibre en las esferas más inaccesibles del poder. Imaginen esto: el sistema militar de una de las potencias más grandes del mundo, convoca a sus más altos mandos, desde los que dirigen operaciones vitales en puntos calientes del planeta hasta los que trazan estrategias desde sus despachos, a una reunión de emergencia. ¿El detalle? Nadie sabe por qué. Esto es lo que está pasando en Estados Unidos, y la tensión es palpable.

El secretario de Defensa, o como le gusta llamarse ahora al cargo, el secretario de Guerra, Pete Hegseth, ha movido ficha con un encuentro sin precedentes. Ha citado a un selecto grupo de generales y almirantes, aquellos con las estrellas más brillantes en sus hombros, en la base de Quantico, Virginia. La fecha marcada en el calendario para esta misteriosa cumbre es el 30 de septiembre. Y no, no hablamos de una simple videollamada; estamos ante una congregación física, con todos los asesores principales incluidos. Lo llamativo es que esto ocurre en pleno siglo XXI, cuando las comunicaciones seguras a distancia son el pan de cada día para estas instituciones. La decisión de reunirlos a todos en un mismo punto, sin dar explicaciones, ha disparado las alarmas y ha generado una ola de especulaciones.

Movimientos de ficha y purgas en la cúpula militar

La preocupación no es infundada. Esta convocatoria no surge de la nada; es la guinda del pastel a una serie de decisiones muy significativas que Hegseth ha tomado desde que asumió las riendas. Desde cambios de nombre al departamento hasta recortes drásticos y, lo que es aún más llamativo, una buena cantidad de destituciones. El aire dentro del Pentágono, perdón, del Departamento de Guerra, se siente cargado y con una clara dirección de reestructuración.

Desde mayo, la gestión de Hegseth ha sido un terremoto. Ha ordenado una reducción del formidable 20% de los oficiales de cuatro estrellas y un recorte del 10% en el total de generales y almirantes de todas las ramas. No es poca cosa. Y la lista de los que han sido relevados de sus puestos es larga y de alto perfil:

  • El jefe del Estado Mayor Conjunto, Charles Q. Brown Jr.
  • La jefa de Operaciones Navales, Lisa Franchetti.
  • La comandante de la Guardia Costera, Linda Fagan.
  • El subjefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea, James Slife.
  • La representante ante el comité militar de la OTAN, vicealmirante Shoshana Chatfield.
  • El director de la Agencia de Inteligencia de Defensa, Jeffrey Kruse.
  • La vicealmirante Nancy Lacore.
  • El contralmirante Milton Sands.

Incluso el jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea, David Allvin, ha anunciado su retirada, lo que se percibe como una «invitación» a hacerlo. Es importante destacar que muchos de los oficiales apartados eran mujeres y miembros de minorías raciales, un detalle que no ha pasado desapercibido en el análisis de estos movimientos.

Nuevas reglas y una estrategia distinta

Más allá de los ceses, Hegseth ha estado consolidando mandos, anunciando recortes en estructuras de combate y, lo más intrigante, imponiendo un control mucho más estricto sobre los ascensos. Ahora, para ser ascendido a oficial de uno o dos estrellas, no solo importan tus méritos militares, sino que se revisan hasta las relaciones personales y las publicaciones en redes sociales. ¡Imagínense el nivel de escrutinio!

La semana pasada, un memorando del secretario de Defensa añadió una capa más de control: los mandos militares ahora necesitan autorización escrita de la oficina de prensa del Pentágono para participar en actos públicos, a menos que sean reuniones diplomáticas o eventos organizados por el propio Departamento. Esto, amigos, es un claro indicador de que algo grande se está gestando, y quieren control total sobre el mensaje.

En paralelo a toda esta marea de cambios, el equipo de Hegseth ha estado dando los toques finales a una nueva Estrategia Nacional de Defensa. Este borrador sugiere un cambio de rumbo significativo, priorizando la seguridad interior y la defensa del hemisferio occidental, en lugar de poner todo el foco en China como la principal amenaza. Esta reorientación estratégica encaja perfectamente con la visión de la Administración Trump, que en el pasado ha manifestado su descontento con la supuesta resistencia de algunos generales a seguir sus directrices.

Mientras tanto, en una línea de acción que también genera debate, Estados Unidos mantiene un despliegue naval robusto en el Caribe. Esta operación, enmarcada en la lucha contra el narcotráfico y vinculada al régimen de Nicolás Maduro, cuenta con la presencia de imponentes buques como el USS Iwo Jima, el USS San Antonio, el USS Fort Lauderdale, el USS Lake Erie y el submarino USS Newport News. Estas naves y sus tripulaciones, apoyadas por aviones y helicópteros, han estado activas en aguas internacionales, protagonizando ataques contra embarcaciones que, según Washington, son utilizadas por «narcoterroristas venezolanos».

Así que, mientras esperamos a ver qué revelaciones surgen de Quantico, queda claro que las decisiones de Hegseth están dibujando un nuevo panorama militar, con profundas implicaciones nacionales e internacionales. La pregunta sigue en el aire: ¿qué se les dirá a tantos generales reunidos en un mismo lugar, y por qué tanto secretismo? En Vinyl Station Radio, seguiremos atentos a cada nota de este complejo compás global.

Fuente original de la información: ABC – David Alandete

Créditos de la imagen: EFE

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